El padre de Link apareció en sus sueños.
Mipha estaba ahí.
El padre de Sidon. .
Sus amigos, Millones de Zoras que habían perdido la vida esa noche. Y por un momento creyó estar en muerto.Pero luego Sidon estaba ahí; jalándole de ambas manos hacia un camino luminoso y una sonrisa borrosa que no logró preservar.
Un gran estornudo rompió con el silencio de ultratumba al otro lado del umbral. Y fue cuando abrió los ojos y vio al príncipe y ahora Rey. Siendo cargado en sus brazos se dejó hacer; le dolía cada una de sus extremidades, pero aún así sus manos se deslizaron hacia el rostro ajeno.
Sidon comenzó a llorar sin control al igual que un crío. Lo estrechó sin medir su fuerza y solo se detuvo cuando el otro comenzó a gemir despacio debido al dolor.—¡Llévenlo al Castillo, La princesa sabrá que hacer! —
Ordenó.
"Mí señor, la princesa. .No lo logró."Ambos lo escucharon.
Como una noticia impactó en su pecho, Sidon se retrajo de sus palabras y trató de calmar al blondo. Pero este no parecía aún con la idea de que la rubia había fallecido. . Era un precio que se pagó por la supervivencia del pueblo; una que ella misma había sacrificado.Sidon, aprovechando que nadie les prestaba atención depositó un sonoro y tierno beso sobre la frente del héroe, sonriendo con melancolía.
—¿Te acuerdas. .Cuando tu y yo nos conocimos? —Mismas palabras, diferente emisor.
Link sintió un puñal en su corazón. Pues con cada abrir y cerrar de ojos sentía más que un simple afecto hacia el zora que insistía en cargarlo en sus brazos.