14. Verdades

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-¡Quiero a papá! ¡Quiero a papá! –gritaba la pequeña de ocho años

Cualquier peatón que escuchara desde las calles semejantes gritos pensaría que se trataba de un secuestro; tales berreos no eran normales. Por eso, Sai Yamanaka trataba de no acelerar el carro y hacer menos incómoda la situación en la que se encontraba con aquellas dos mujeres.

Konoha no era una ciudad grande, por lo que llegar del apartamento de Naruto Uzumaki a casa de la señora Yamanaka, madre de Ino, fue una cosa de segundos.

La niña pasó de largo a la mujer que consideraba como su abuela, la pobre no entendía bien el por qué no podía vivir con su papá y mamá juntos como la familia con la que deseó prácticamente, toda su vida.

Y como si de una adolescente se tratara, Himawari no quería ver a su mamá por lo que Ino y Sai entraron en acción para calmar a la hermana de Boruto antes de que la pobre explotara y provocara un gran accidente en casa de la viuda de Yamanaka.

-Supongo que las cosas no salieron bien –aquella mujer le extendió una taza de té a Hinata

La Hyuga no supo responder más que con un largo suspiro –Himawari parece odiarme porque le dije que no íbamos a vivir los cuatro como ella pensaba

-Bueno –la viuda de Yamanaka soltó una ligera risa mientras servía té en la taza de la mujer que consideraba como a una hija más- ella no sabe que fue su tía Ino quien planeó todo esto

-Y ahora no sé qué voy a hacer: Naruto prácticamente ya forma parte de la vida de mis hijos, pero obviamente no podemos tener una relación alguna

-¿Y por qué no?

La señora Yamanaka conocía bien todo lo que su Hinata Hyuga había pasado ¡Fue ella misma, junto con su difunto esposo, quienes fueron los tutores de la Hyuga cuando a la pobre joven la echaron de su casa! También sabía algunas cosas que Ino y Hinata desconocían con respecto al Uzumaki. Por eso debía mostrarse lo más imparcial posible.

-Porque, ¿cómo puedo perdonarlo después de tantos años? Él nunca se hizo responsable, nunca me respondió, no me creyó cuando le dije que estaba embarazada y ahora mágicamente ¿debo compartirlo con mis hijos? No quiero ser egoísta, pero él no tiene derecho alguno

-Hinata...

-Él nunca estuvo presente estos ocho años, él no estuvo cuando yo más lo necesitaba: yo crié a esos dos niños por mi cuenta, cuando necesitaba dinero hacía los trabajos de mis compañeros en la universidad para sacar la leche y pañales, cuando tenía exámenes no dormía por estar al pendiente cuando los pequeños no podían estar quietos por los cólicos... ¡Cómo puede él venir y decirme que ahora sí son sus hijos y que, ahora sí, quiere estar presente en su vida!

-Hinata, hija ven –la peliazulada se acercó al regazo de aquella señora ya de edad para poder llorar con tranquilidad- ¿por qué lloras? –preguntó soltando una ligera risa

-Porque Naruto solo estuvo dos meses con ellos y ahora ¿qué? ¿Es mejor papá de lo yo fui estos ocho años? ¿Qué hay de aquellas noches en vela cuidando de los mellizos? ¿Qué hay de las veces en las que no estudiaba por cuidar a mis hijos? ¡Además tú me preguntaste!

Ambas rieron –Solo te pregunté por qué no podías tener una relación con Naruto, pero me alegra que te desahogaras un poco. Hija, debes entender que tus niños te aman, eso jamás va a cambiar; deja que Himawari se calme un poco, sabes que ella siempre quiso tener una familia completa. Ahora, sabes que debes hablar con Uzumaki, ¿verdad?

Dando uno de los suspiros más largos de toda su vida, Hinata asintió –Lo sé, pero... no quiero que mis hijos me dejen

Hinata Hyuga sabía que tenía que dejar el rencor que sentía hacia Naruto Uzumaki, todo por el bien de sus hijos. Boruto y Himawari eran sus dos mayores logros en la vida, claro que, por la mente de Hinata a los 17 años jamás se hubiera imaginado siendo madre tan joven. Por supuesto hubo momentos en los que quiso renunciar a los niños, pensamientos acerca de dejar a los infantes en alguna guardería pasaron por su mente más de una vez. Afortunadamente, nunca lo hizo.

Pero a pesar de sus 26 años, la mente adolescente de Hinata siempre le daba alguna mala jugada haciéndola creer firmemente que, conociendo al que era el amor de su vida, Naruto Uzumaki jamás hubiera sido capaz de dejarla sola en el proceso de embarazo. Por eso anhelaba una plática con él.

Pero una plática con él significaba dejarlo ser parte de la vida de los mellizos, algo que la rencorosa mente de 26 años de Hinata peleaba con la de 18 años. ¡Él no merecía una oportunidad como esta!

Así que, al día siguiente, temprano en la mañana ahí se encontraba: con un nudo en la garganta y en el estómago, con las piernas bailando por el extremo temblor que producía todo su cuerpo al estar de nuevo frente a la puerta del Uzumaki esperando a que él abriera la puerta de aquél apartamento.

-Hinata –a pesar de que el guardia del edificio había avisado de antemano al rubio de la llegada de Hyuga; Naruto se encontraba nervioso

-Vengo por las cosas de los niños –respondió cortante, aunque por dentro se encontraba hecha todo un manojo de nervios

"Mierda, se ve tan sensual" pensaba aquella joven de 18 años que pedía a gritos salir y noquear a la adulta Hinata Hyuga. ¿Cómo no iba a reaccionar de esa forma si Naruto prácticamente la había recibido sin playera mostrando su buen cuerpo de futbolista? ¡Benditos entrenamientos matutinos!

Ofreció a darle entrada al departamento mientras buscaba la caja donde él había puesto personalmente las cosas que faltaron por acomodar –Aquí están, las acomodé después de que ustedes se fueran

Tratando de limitar el intercambio de palabras, Hinata solo asintió en forma de agradecimiento, si por ella fuera, podría acabar su relación con él en ese instante. Pero debía dejar su orgullo a un lado por sus hijos.

-¿Crees que... podrías llegar a un tipo acuerdo para que pueda ver a los mellizos? –preguntó aterrado el rubio.

Naruto había practicado toda la noche, mientras guardaba las pertenecías de sus hijos, los escenarios y respuestas posibles que Hinata Hyuga podría darle. Así como la mejor forma en la que por fin revelaría la razón por la cual él nunca pudo estar presente con Hinata.

-¿Para qué? –prosiguió Hyuga con aquél tono frío que quería mantener

-Pa-para... p-pues-s –pareciera que había caído una bomba porque Naruto no se había preparado para esa pregunta- Po-porque son mis hijos y quiero ser parte de sus vidas.

-Tuviste ocho años para decirme esto –contestó fríamente, pero por dentro sentía algo de culpa- ¿Por qué te esperaste a que te trajera a los niños? ¿Por qué nunca pudiste ir antes conmigo? ¿Por qué ahora?

Claro que tenía la respuesta a esas preguntas, pero ¿Cómo decirle a la mamá de tus hijos que no la recuerdas?

-No... no entenderías

La Hyuga bufó con cierto enojo – ¿Tan difícil es entender que fuiste un cobarde? Créeme, eso lo tengo muy claro

Hinata se dispuso a marcharse del departamento con un enojo que estaba a punto de iniciar. Naruto la sostuvo suavemente para impedir perder la única oportunidad de explicar el porqué de todo a Hinata.

-Necesito que me creas, por favor –cayendo ante aquellos ojos azules que tanta fragilidad le ocasionaban en sus años de preparatoria, Hinata decidió oír al rubio- Yo –Naruto guardó silencio por un rato antes de poder continuar- Yo...

Otra ronda de silencio se hizo presente – ¿Tú qué? –Preguntó desesperada Hyuga- Naruto, por favor dime de una vez... ¡necesito entender!

-Yo... no... yo no me acuerdo de ti


¡YA CAYÓ LA BOMBA!

¿Qué creen que pase ahora que Hinata ha oído que Naruto, a.k.a el amor de su vida, no lo recuerda? ;D ¡QUÉ VA A PASAR DOCTOR GARCÍA! 

Sé que prometí (como siempre) actualizar más seguido pero tenía un bloque mental horrible, no sabía cómo continuar con la historia pero creo que ya salí del maldito bloqueo :D

Almost Cloudy 

Los mellizos de papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora