21. Mi nuevo sueño

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-Maldita perra

No era un insulto, claro que no. Lo decía hasta con cierto cariño, así era Ino Yamanaka; simplemente fue la primera expresión que pudo salir de su boca al escuchar el increíble relato de su mejor amiga Hinata Hyuga.

Por la mente de ambas amigas, en sus años de juventud habían creado varias teorías donde Hinata se declaraba a Naruto y ella simplemente era rechazada de cualquier forma posible. Ahora escuchar que Hinata había sido la que ignoraba a Naruto, era algo fuera del mundo

- ¡Rechazaste a Naruto! ¡Lo bateaste! -No le reclamaba nada, no era quien para decirle a Hinata qué hacer y qué no con Naruto- ¡Él te dijo que está enamorado de ti! Y lo único que le dijiste fue...

-Hace frío aquí a fuera -ahora que escuchaba lo que había pasado, Hinata no tardó en sentirse extraña. Hundió su cara entre sus manos con la esperanza de que todo lo sucedido ayer fuera todo un sueño

-¡Y te fuiste! -Ino soltó una carcajada- Eres una perra -había cierto orgullo en el hablar de Ino. Por una parte, se alegraba que su mejor amiga no hubiera actuado como una adolescente hormonal.

-¡No te rías! -regañó la Hyuga- ¿Qué se suponía que debía decir? ¿Decir "oh fíjate que yo también te amaba cuando vivíamos en Konoha? ¡Mi mente está hecha todo un basurero y no puedo pensar nada claro! Ino, todo lo que pensé en esos últimos años fue una mentira: Naruto realmente se iba a hacer cargo de los niños y yo pensaba que era un cobarde -pegó un grito de desesperación, esperando que con eso su mente se pudiera despejar un poco, por lo menos- ahora él quiere intentar formar una familia, pero...

-Hay otros planes en mente -finalizó Ino

Hinata jamás había incluido el formalizar con alguien y así formar una familia completa; ella era feliz trabajando en la clínica y buscar formas en la cual crear un mejor patrimonio para sus mellizos. Todo lo que hacía era por ellos y para ellos, jamás habría pensado en poner una figura paterna en la vida de Boruto y Himawari.

Pero todo había dado un giro de 180 grados; todo lo que ella tenía planeado podía sufrir un gran cambio

-Hinata, eres mi mejor amiga y lo único que quiero es que seas feliz -comenzó Ino- sé que quieres que esta clínica crezca más porque es nuestro proyecto, pero yo entenderé si quieres tomar otros caminos en tu vida: te lo mereces. Mereces ser feliz con alguien, mereces a alguien que se preocupe por los mellizos ¡y qué mejor si es el mismísimo Naruto!

-Pero Ino

-Además -interrumpió la rubia- no es como si no me fueras a ayudar a la distancia con la nueva clínica.

Hace poco más de un año, Ino y Hinata habían empezado con negociaciones para el proyecto más ambicioso de su vida: un centro de salud en Zambia, África. Para esto, ambas médicas tendrían que mudarse por lo menos un año para poder controlar de la mejor manera posible las construcciones y arranque de su nuevo proyecto. Y la luz verde para aquel proyecto se les había sido otorgada hacia menos de un mes

Nadie lo sabía aun... ni si quiera Sai; pero no es como si aquél pintor se fuera a rehusar a la idea de seguir al amor de su vida, claro que no. En cuanto a los mellizos, Hinata no había podido encontrar el momento adecuado para decirles sobre su nuevo hogar en África, menos ahora que los niños daban por hecho que iban a vivir los cuatro juntos como familia.

Con los nuevos cambios en su vida, Hinata debía pensar en el bien de sus hijos: la llegada de Naruto y la perfecta relación que él tenía con los mellizos harían imposible pedirle a Boruto y Himawari alejarse de su hogar y de su padre.

Ni una semana fue suficiente para que Hinata tomara una decisión, no podía aplazar más el hecho que debía hacer algo con respecto su futura nueva vida en África.

Los mellizos de papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora