Capítulo No. 09

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Los siguientes días pasaron con rapidez

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Los siguientes días pasaron con rapidez. Después de haberle preguntado eso a Louis y al no obtener respuesta decidió cambiar de tema enfocándose en sus amigos y su pequeña fiera, terminaron su día charlando sobre distintas cosas, que les gustaba, que no, aunque ambos terminaron con un pensamiento en común.

Ambos en un futuro con el otro rodeados de niños y de gatos. Louis pensó en él y Marcel con un par de niños de ojos verdes, hoyuelos y cabellos castaños. Marcel pensó con Louis, sus hermanos y Louis compartiendo una casa con muchos niños de ojos azules y rizos. 

Parecido.

Pero ambos con sus lobos aullando por un por venir lleno de amor.

Desde ese día Marcel llevaba a Louis a su trabajo, compartían pequeñas charlas, besos y pequeños mimos, en el tiempo que trascurría de la salida de la cafetería y el turno del bar, Marcel iba por él y comían en un restaurante, en su departamento o el alfa lo sorprendía con su sentido culinario. Los fines de semana eran, sin duda, sus favoritos, el alfa lo maravillaba con todos los momentos que compartían juntos, iban al cine, al teatro, a veces volvían al bosque donde habían tenido su primera cita, haciendo picnics o sólo paseaban por ahí tomados de la mano riendo y dándose uno que otro beso.

Louis era feliz, tenía a su lado un lindo y tierno alfa que lo consentía, lo mimaba y lo quería. Era innegable la compatibilidad y la conexión que tenían tanto ellos como sus almas.

Pero faltaba algo. Algo muy grande que el pequeño omega no podía explicar.

En una ocasión mientras ellos daban un paseo por la ciudad, Louis miró un osito de peluche en un aparador, se había enamorado de él, era de color marrón oscuro casi negro, tenía su nariz roja, un listón del mismo color adornando su cuello, se miraba que estaba pachoncito y tenía la mitad de su tamaño.

No se había dado cuenta de que estaba mirando demasiado al oso hasta que Marcel lo arrastró hacia el puesto, abrió la puerta, dejó que él entrara primero, luego lo tomó de la mano y los acercó al mostrador. Todo pasó muy rápido.

"¿Podrías mostrarme el oso de peluche que tienes en el aparador?" Marcel le preguntó a la omega que estaba detrás del mostrador, la chica asintió, caminó hasta el oso, lo tomó con suavidad y se le tendió a Marcel con una sonrisa. En cuanto lo tuvo en sus manos, Marcel le dio el oso de peluche a Louis, pudo notar que los ojos del osito eran de color miel, recordó a su hermano Liam y sujetó al peluche en un enorme abrazo sin temor de verse muy infantil frente al alfa. Marcel miraba con amor al omega, parecía un niño al cual le habían entregado la clave de su felicidad y él quería que siempre se viera así. Su alfa haciendo ruiditos de aprobación y con orgullo alzó su hocico como el alfa que era.

"Me lo llevo" le dijo a la omega sin quitar su vista del suyo.

"Bien, son £150" le dio el dinero a la omega importándole muy poco si le dio de mas y sin decir más salió del establecimiento tomando la cintura de Louis ya que éste tenía sus brazos muy ocupados.

¡Omega para tres!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora