Capítulo No. 04

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Louis había trabajado con una sonrisa, las mejillas sonrojadas y soltando de vez en cuando feromonas de felicidad durante toda la mañana y en ese momento se encontraba en su descanso, mirando por los ventanales del café con una sonrisa de oreja a ...

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Louis había trabajado con una sonrisa, las mejillas sonrojadas y soltando de vez en cuando feromonas de felicidad durante toda la mañana y en ese momento se encontraba en su descanso, mirando por los ventanales del café con una sonrisa de oreja a oreja.

No podía evitarlo, estaba muy feliz.

¿Quién diría que se iba a levantar esa misma mañana y se encontraría a un lindo alfa?

Él no.

Y por eso no podía no estar feliz, estaba casi rebotando en su lugar, en su mente aparecían imágenes de Marcel y lo alegraba de sobremanera, su omega también hacia su propia fiesta en su subconsciente.

"¿Qué te tiene tan feliz, pequeño?"

Louis volteó hacía Thomas, su compañero de trabajo y uno de sus grandes amigos, este lo miraba con una sonrisa pícara y con los brazos cruzados en su pecho mirándolo como si supiera algo. Louis enrojeció hasta las orejas y volteó de nuevo hacía las ventanas del local negando.

"Nada" murmuró como si nada, tratando de disimular un poco y rogando porque su color bajara y sus feromonas también.

"¿Seguro?"

"Sí."

"Hum, que raro, porque para no estar feliz, lo aparentas muy bien, sonriendo a la nada, con las mejillas rojas, prácticamente rebotando en todo el local y con un dulce olor, bueno, mas dulce de lo habitual se escapa de cada uno de tus poros. Hasta te quedaste calmado y quieto cuando Liam empezó a regañarte por llegar tarde y por lo general siempre le respondes, pero esta vez no, hum, sí, que raro" Thomas lo miraba con brillo travieso en sus ojos, sabía que no le había creído nada, y mucho menos con toda su declaración detallada de su actitud.

Enrojeció más, si eso era posible, nunca podía ocultarle nada a él, era demasiado observador o él era demasiado obvio, quizás las dos.

"Anda, cuenta, ¿es que no confías en mí?, me ofendes demasiado, yo siempre he depositado mi confianza en ti, ¡hasta te conté cuando me caí en el regazo del padre de Dylan!"

Louis empezó a reírse de forma muy adorable mientras se tapaba la boca con sus manitas, por supuesto que él le contaba todo, y cuando Thomas llego al día siguiente de una cena "muy importante" con los padres de Dylan, su alfa, con unas ojeras enormes y la cara roja supo que sería buen día para tomar un café y sentarse a escuchar todo lo que el rubio seguramente le contaría.

"No es nada, de verdad, sólo estoy un poco feliz, sí eso" evadió el tema, no quería que Thomas se riera de él por su pronto enamoramiento hacía un casi desconocido ocasionado solo por un beso. Porque realmente eso era lo que estaba sintiendo, su corazón palpitaba con amor por el hermoso alfa de ojos verdes.

Thomas lo miró por unos segundos para después resoplar. "Esta bien, no me digas nada, si no confías en mí, no hay nada que pueda hacer, no es como si fuera a obligarte".

¡Omega para tres!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora