Capítulo No. 11

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Sentía calor, demasiado calor

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Sentía calor, demasiado calor.

Había un fuego que estaba consumiéndolo lastimosamente por dentro, abrió los ojos y miró con atención el cuarto en él que estaba, no era nada comparado con el suyo, era más grande y espacioso, el color negro abundaba y había cosas que no reconocía, en el aire podía percibir el olor de Marcel al igual que en la cama donde estaba recostado.

El calor en su cuerpo reclamó que se deshiciera de la sabana que estaba cubriendo su pequeño cuerpo, notó que estaba transpirando demasiado, su flequillo estaba pegado a su frente y se sentía pegajoso y asqueroso, también sentía el lubricante salir de su parte trasera, el maldito olor dulce impregnando el aire.

Estaba en celo.

Y no entendía porque, si su celo llegaría hasta dentro de tres semanas según sus cálculos, algo lo había motivado para qué se presentara antes.

Olvidándose de los detalles de sus supuestos tres alfas, su omega proclamó su celo, sintió desesperación y necesidad, una necesidad de ser llenado, saciado y tomado por un alfa o más bien de alfas.

Su omega lloriqueaba a lo alto tratando de llamar la atención de los alfas, sus alfas, gemiditos de agonía salían de su pequeño hocico, ¿por qué sus alfas no estaban ahí?, debían ayudarlo, anudarlo, darle sus cachorros.

Por favor.

Dios, estaba tan mal.

Los trillizos Styles regresaron a su mente, a su mente humana y un gemido lastimero salió de sus labios, se restregó contra las sábanas que cubrían la enorme cama y empezó a soltar pequeños gemidos, con su mano tanteó su entrada, delineó el contorno un poco para que su propio lubricante cubriera sus dedos, no resistió demasiado, ingresó uno de sus dedos a su inteior, buscando un poco de alivio y tratando inútilmente de bajar el fuego interno que estaba consumiéndolo.

"¡Alfas!" lloriqueó con lágrimas en los ojos. La necesidad y el dolor estaban abrumándolo.

Si tanto lo querían, ¿Por qué no estaban ahí con él ayudándolo?, pensó con pesar su omega, ya saliendo a la superficie.

Marcel ingresó a la habitación igual de agitado que él, tenía las pupilas dilatadas, podía notar pequeñas perlas de sudor en su frente junto con un par de cabellos pegados en esta, el olor de excitación y lujuria que salía de Marcel lo descolocó por unos instantes, rodó los ojos y se dejó caer en la cama mientras ingresaba furiosamente maas dedos en su entrada.

Ayúdame, alfa.

El alfa estaba en una especie de trance, estaba mirando fijamente al pequeño chico que estaba tratando de darse placer así mismo, sintió como su alfa rasguñaba en su pecho por querer ser él que hiciera eso, su boca empezó a salivar y las uñas en sus dedos se alargaron hasta formar garras.

Tenemos que ayudarlo, está sufriendo.

Necesitaba salir de ahí. No quería que algo malo pasara.

¡Omega para tres!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora