03.

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    Pasó su mano sobre la suave superficie del edredón que cubría su cama. Cerró los ojos para sentir más la suavidad de la tela bajo sus caricias, tranquilizándose con el tacto.

     Sincronizó su respiración con el va y ven de su mano.

     Aun faltaba una hora para que el Sol alumbrara la ciudad, y cuarenta minutos para que el autobús se detuviera en su parada y a pesar de todo lo anterior, ya estaba arreglada y lista para irse.

     La noche previa no había sido capaz de conciliar el sueño, dio vueltas una y otra vez, cerró los ojos en tantas ocasiones, obligándose a si misma a dormir en vano. Cada vez que juntaba los párpados y la oscuridad la abrazaba, cientos de escenarios aparecían de pronto frente a ella. Todos bochornosos, en todos salía mal parada.

     Siempre le había gustado darse su tiempo para arreglarse, sin prisas, pero aquello era demasiado.

     Después de un rato meditando, volvió en sí para ver la hora. Aun era muy temprano, pero ya era prudente salir y caminar.

     Se puso su abrigo, tomó su mochila, se vio al espejo una ultima vez y acomodó un mechón de cabello tras la oreja, acto seguido de un suspiro.

     Caminó haciendo el menor ruido posible a la cocina para tomar una botella de agua y una manzana. Mientras metía las cosas a su mochila vio el sillón marrón de la sala de estar, el mismo en el que su padre se acostaba a descansar.

     El recuerdo de haber visto a su padre dormido ahí noches atrás, abrazado al retrato de su madre la golpeó. Pensó en su padre y lo egoísta que era por no compartir aquella fotografía con ella.

     Terminó su labor, se colgó la mochila y salió de la cocina, tomando las llaves.

     Se puso los zapatos con calma en la entrada antes de salir.

     La mañana era todavía oscura y fría. Hundió las manos en los bolsillos de su abrigo y comenzó su caminata a la parada. Las calles seguían solitarias, las luces de los domicilios de su cuadra aun apagadas.

     Yun caminaba sin cuidado a paso lento por las calles de su barrio, cómodamente sobrecogida por el brutal silencio a su alrededor, disfrutando cada segundo de su solitaria paz.

     Mantuvo la mirada clavada al suelo en casi todo momento, contando sus pasos hasta llegar a la parada. 756.

     Tomó asiento en la fría banca de metal, recriminándose a si misma por no haberse puesto medias.

Mientras esperaba, sacó su celular, audífonos y reprodujo una de sus playlists de favoritas de música, R&B y Blues.

     Recargó su peso en sus brazos, con los dedos tamborileó un par de veces la banca al ritmo del saxofón que se escuchaba de fondo. Revisó su celular, faltaba poco para que el autobús hiciera su parada.

     Pasaron los minutos y por fin su transporte llegó.

     Saludó al chófer con educación mientras depositaba las monedas en la pequeña rendija y caminó a su asiento, justo detrás de un chico de cabello cobrizo y abrigo oscuro. Al verlo consideró recorrerse unos asientos hacia atrás, al final tomo asiento dos butacas atrás, pegada a la ventana.

     El resto del viaje transcurrió como de costumbre.

     Yun se perdió en las calles de Seúl, viéndolas llenarse de a poco.

     El fin de semana fue un desastre. Comenzando con el viernes... Dios bendito. El sábado pasó sin emoción, sumergida en deberes y deberes del colegio. El domingo lleno de estrés previo al lunes.

Painful Melody ➳ Myg + JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora