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No podía parar de admirar la mano que, horas antes, Jungkook había sujetado en los pasillos de la escuela. Removió sus dedos con la esperanza de mantener con vida el recuerdo de aquella sensación tan cálida que el agarre le produjo.

    Regresaba a casa después de haber tenido una clase bastante agradable. Era oportuno decir que a pesar de llevar tan solo 8 clases, el progreso era enorme. Yun se sentía orgullosa de sus logros musicales. Probablemente no era una experta, pero estaba contenta de ahora poder acompañar sus composiciones con algo de música.

    El trayecto a casa se prologó gracias a las obras de reparación que se llevaban a acabo en las calles principales del sector. El trafico se convirtió, en cuestión de minutos en algo absurdamente enorme. Choi Sook daba una apariencia cansada, ojeras debajo de sus ojos que trataron de ocultarse bajo una considerable capa de maquillaje sin mucho éxito, su semblante era serio y su atención dispersa en el tráfico frente a ella.

    Yun se perdió entre las múltiples marcas de la palma de su mano, siguiendo los caminos infinitos a los que sus pensamientos la llevaban de un lado a otro, hasta chocar con el recuerdo de la fiesta. Faltaban solo dos días para el evento y aun no recibía contestación por parte de su padre o Sook.

    Acudir a su padre para un permiso quedaba rotundamente afuera del cuadro de opciones, dejando como única a su madrastra y este era el momento perfecto. Sin su padre cerca para poder negar o influir en la decisión de su esposa.

    De pronto una tremenda inquietud nació dentro de la joven, provocando que su estomago sufriera una serie de espasmos que acompañados con el repentino sudor frío de sus palmas y un leve temblor, no hacían más que evidenciar su angustia.

    Con discreción restregó las palmas de sus manos en la tela de la falda del uniforme, tomo un poco de aire que liberó en un suspiro colmado de expectativa.

    --Sobre el permiso que pedí hace días... --comenzó hablando con cuidado, asegurando el terreno --Quería saber si, --le molestaba de sobre manera tener que pasar por aquello, solo por un estupido permiso del cual no tendría por qué haber un "no" -- tendría ya una respuesta.

    La mujer pareció analizar las palabras de su hijastra sin prisa, reparando en cada letra, pues tardó unos minutos en dar una contestación.

    Finalmente se giró a verle de frente, de todas maneras el auto se encontraba casi inmóvil.

    --Que te dé permiso no quiere decir que puedes faltar a tu clase del viernes --aclaró Sook. Yun levanto ligeramente las cejas en señal de ignorancia. No había solicitado aquello pero ahora que lo mencionaba, no sonaba nada mal. Lo dejó pasar, no podía llenar el vaso con más agua a sabiendas de que este en cualquier momento terminaría derramándose.

    Asintió con entusiasmo.

    --Bien, entonces sí. Tienes permiso. --

    Llegando a casa, y después de cenar con su padre y Sook, se encerró en su habitación.

    Ahora venía lo más importante. ¿Qué atuendo elegiría?


    Y entre música, fotografías de ideas para outfits de fiesta y un montones de ropa regada por su pieza, pasó la noche. Desfilando frente al espejo con sus mejores opciones, recogiendo su cabello de mil maneras y aplicando mascarillas, cremas y cuanta cosa para conservar la fina piel de porcelana de su rostro en perfecto estado.

    Le resultaba fascinante el efecto que tenía en ella el tan solo pensarlo. Se sentía como una niña, una niña que después de darle un dulce, remplaza su llanto con la más amplia y brillante de las sonrisas. Jungkook era la mejor medicina para cualquier mal estar. Era como inyectarle sedante a un paciente en agonía, la relajaba, amortiguaba sus malestares hasta hacerlos desaparecer casi en su totalidad.

Painful Melody ➳ Myg + JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora