Comenzar a vivir.

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Simon tenía que tomar una decisión, sabía muy bien lo que traería consigo la responsabilidad de un nuevo caso, serían meses los que necesitaría y no podía asegurarse que permanecería ahí el tiempo requerido para sanar. Pensó que esos meses le darían una convivencia con Victoria y Eleonor; su madre. Quiso encontrarle el lado positivo, tendría tiempo de pensar en algo para el nuevo vino, en ese tiempo fácil podría encontrar la inspiración por la que rogaba que llegara. Había tenido todo un día para pensarlo, y aún seguía indeciso, tenía que tomar una decisión antes que aquella mujer fuera a sufrir alguna infección por no movilizarse.

De un momento a otro se vio arreglando sus maletas para estar el tiempo necesario y el boleto de avión a Londres, no sabía si era lo correcto, pero de algo estaba seguro; John cuidaria con su vida la hacienda.
Salió de su habitación encontrando a John leyendo.

-¿Vas a salir?- preguntó extrañado, tenía años sin salir del país.

-Iré a ver un caso, aprovecharé para pasar una temporada con Victoria, necesito asegurarme que están bien. Aunque aún no sé si me quedaré todo el tiempo que necesita-

-Tú ve, no te preocupes por nada, yo me haré cargo de todo-

-Te lo agradezco John, estaremos comunicados-

-Perfecto, Simon y mucha suerte-

Simon se despidió de él dándole un abrazo, tomó las maletas y las dejó en aquel taxi, para cuando llegó al aeropuerto, su vuelo ya estaba abordando, se demoró un poco para registrar su equipaje y el papeleo necesario, pero al estar dentro del avión supo que era lo correcto, ir, ver a paciente y estar con su familia.
Se alejó de toda duda dejando en manos de John sus viñedos.

Adele despertó, ese día le daban el alta por la noche, no quería pedirle a su madre ni a Laura que fueran por ella, ya les había dejado claro que no quería verlas, en ese momento seguía enfurecida por todo lo que le estaba pasando, por supuesto que le dolía tratarlas así, no se merecían el daño que Adele les estaba causando, pero estaba cegada de dolor, de ira, de impotencia.

Miró la puerta que comenzaba a abrirse.

-Buen día, Adele- dijo Daniel, Adele sólo giró su rostro, lo que menos quería era también pelear con su doctor y esposo de su mejor amiga.
-Te traje el desayuno, Adele no te pido que tomes la terapia, sólo que te alimentes-
Él le entregó la bandeja.

-Gracias, pero no tengo apetito-

-Sé que no lo tienes, pero igual te pido que comas-

-Daniel...

-Te dejaré sola, no te preocupes-

Adele miró el tazón de fruta, comió de mala gana, pero su estómago dejó de dolerle. Ese día le cambiarían el vendaje a Adele y comenzarían a poner hielo, para desinflamar la herida.
Ella pidió la dejarán ducharse pues se sentía sucia, no tomaba un baño desde la presentación y había sudado a mares.
Daniel autorizó el baño de Adele y mientras ella se bañaba una enfermera aseaba su habitación.

Su rodilla pesaba mucho, y al apoyar el pie el dolor incrementó, vio la herida, las suturas que habían hecho sobre su rodilla y comenzó a llorar de nuevo, ¿cómo una caída la había afectado tanto?

Había tomado el baño sentada pues si daba un mal paso la cirugía habría sido en vano.

-¡Jeanine!- gritó para que la enfermera fuera por ella. La mujer entró de inmediato cubriendola con una bata.
-¿Puedes ayudarme con las bragas?- preguntó incómoda.

-Claro, sí- respondió y fue a la pequeña maleta que había sobre el sofá.

-¿Qué hace mi maleta aquí?-

Falling in love again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora