Su cometido.

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Había pasado un mes de la unión de Laura y Hugo, él se sentía convencido del amor que ella le tenía y estaba dispuesto a pelear con todo por ella. Así como ella que comezaba a escribir un nuevo libro, dispuesta a darse la oportunidad de amar a Hugo libremente.

Laura había viajado a Londres para recoger sus cosas y tener una cita con su abogado quien le hizo saber que podía tener un divorcio desde Italia, él ya había descubierto su infidelidad con Constance y ella había cooperado con el abogado de la pelinegra.
Para Daniel las cosas no iban tan bien, después de su pelea con Hugo había tenido que ser intervenido quirúrgicamente en su mano derecha, debido al golpe que le propinó a la pared. A pesar de lo bien que había salido la cirugía, su futuro como cirujano se veía oscurecido ya que su mano quedó inmóvil de su dedo meñique y el anular.
Pocos días despues de la cirugia, Peter presentó su renuncia y acusó a Daniel de negligencia, presentando los estudios de fertilidad que Laura se había practicado. El congreso, tomó la decisión de despedir a Daniel, revocando su licencia de médico.

En la Hacienda, todo parecía ir bien con el matrimonio, Adele ahora estaba más ocupada con su disco y Simon hacía todo lo posible para que ella se sintiera bien, ahora gastaba más su tiempo con sus hijos, para así apoyar a su esposa en su regreso a la música.

-Buenos días mi amor- Simon se puso sobre Adele, ella acorraló su cuello con sus manos y se acercó a sus labios. Había pasado una noche completamente cansada, pues la pasó en el estudio que Simon había puesto en su casa. Ella subió de madrugada a la cama, donde él la recibió encantado.

-Buenos días, mi amor- respondió ella aún con sus ojos cerrados, no había mejores despertares que esos que su esposo le daba.

-Tengo algo para ti- ella por fin abrió sus ojos.

-¿Ah si?- susurró acercándose más a la entrepierna de Simon.

-Así es, tienes que acompañarme para poder recogerlo-

-Me intriga, y necesito que me lo digas-

-Tranquila, te va a gustar- Simon se levantó y la dejó hacer su ritual. Ya tenía preparada su sorpresa, así que ella podía tardarse lo que quisiera.

Después de su desayuno en familia, ambos subieron a la camioneta y él condujó a su sorpresa.
Adele recibió un mensaje, que atendió de inmediato. Simon lo notó, pero no quiso preguntar.

-¿Pasaremos mucho tiempo en la sorpresa?- preguntó Adele mirando a Simon, él le sonrió y negó de inmediato.

-No, preciosa. Aún no lo llevaremos a casa, sólo necesito que lo veas, y que sepas, que Ethan y Angelo lo han aprobado- puso su mano sobre la pierna de la rubia.

-Bien- dijo ella y entrelazó sus dedos a los de él. No quería cuestionarlo, y su cabeza estaba en otro lugar en ese momento.

Simon condujo cerca de media hora y por fin llegaron a su destino, Adele seguía sin entender, él la ayudó a bajar de la camioneta y la hizo mirar hacia arriba.

-El día en que salimos a pasear, hace una semana, vi lo conmovida que estabas al ver a nuestros hijos jugar con aquel cachorro y me ha parecido una excelente idea que los niños aprendan un poco sobre responsabilidad, teniendo a un cachorro para ellos, y para ti- Simon la hizo entrar al Pet shop, ella sonrió emocionada, le hacía mucha ilusión por fin tener un perro, y que Simon tomara la iniciativa, lo hacía mejor.

Le mostró el cachorro con ternura y ella lo sostuvo en sus brazos, comprendía el porqué no podian llevarlo aún a casa, pues aún necesitaba alimentarse de su madre, pero el veterinario les aviso que en una semana, podrían llevarlo. Ella pasó un largo tiempo acariciando y besando al cachorro, él la admiraba y se enternecia por la sensibilidad de su esposa.

Falling in love again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora