Dylan.
Tengo que comprobar varias veces que de verdad es él y que no es una mala pasada de mi cerebro. No, no. Él está aquí. ¡Lo está!
Me lanzo sobre él y tan solo le da tiempo a rodearme con sus brazos mientras se ríe.
- ¡Hola a ti también!
-Pero...pero... -Me echo hacia atrás y cojo su cara entre mis manos. - ¿Qué haces aquí? Va todo bien, ¿verdad?
Está más alto desde que no lo veo hace un año. Me doy cuenta de que ya ha dejado atrás esa transformación que experimentan todos los adolescentes y ahora está guapísimo, y lejos de parecer que tiene tan solo un año más que yo. Por un momento me imagino la cara de Ariana cuando lo vea. A mi pesar, ellos siempre se han gustado, desde que la conocimos hace siete años, aunque nunca han pasado de un simple tonteo, supongo que por la distancia, y si a ella le gustaba cuando él era un chico alto y delgaducho con algún que otro granito en la cara, no me quiero imaginar ahora que parece un modelo de pasarela.
- ¿Qué va a pasar? -Me regala esa característica sonrisa suya que le ilumina toda la cara y me deja espacio para entrar.
Entro en el salón y casi me muero cuando veo que mi tía -su madre- también está. Se levanta sonriendo abiertamente y me abraza con fuerza. ¡Ay dios mío! Es ese tipo de abrazos que parecen que te reconstruyen, que juntan todas tus piezas y después de lo que ha pasado los últimos días la verdad es que lo necesitaba.
-Pero ¿qué pasa aquí? -Digo con la risa nerviosa.
Miro a Carol, ella es la hermana pequeña de mi padre y una mujer preciosa. Es querida por todos por la alegría que transmite allá por donde pasa. Su pelo castaño oscuro está recogido en una coleta que le llega hasta la mitad de la espalda, sus ojos marrones y su piel morena contrastan con el blanco brillante de sus dientes al sonreír, y Dylan debería estar muy orgulloso de ser el clon de ella.
- ¡Hola cariño!
Mamá y papá me miran sonrientes desde detrás de Carolina. Nos sentamos todos en los sillones y no puedo dejar de sonreír como una tonta porque esto es realmente la mejor sorpresa que podrían darme. Todos nosotros siempre hemos estado muy unidos, decir que pasábamos casi las veinticuatro horas juntos es poco, pero cuando recibimos la horrible noticia sobre la muerte de mi tío Eric en un accidente de tráfico se nos cayó, a todos, el mundo encima. Dylan tenía once años cuando Carolina decidió mudarse a Madrid para pasar el duro bache junto a su madre y desde entonces ambos viven allí. El hecho de perder también a ellos dos solo hizo que mi vida se sumiera en un caos que solo acababa de empezar.
- ¿Y Joel? -Le pregunto mientras me tiro al lado de mi primo.
Joel es el hombre con el que Carol decidió darle una segunda oportunidad al amor después de la muerte de mi tío Eric. Es un chico encantador que conoció en Madrid hace un par de años.
-Pues ha tenido que ir a Galicia por el trabajo.
- ¿Y cómo que habéis venido?
- ¿Qué pasa? ¿No pueden venir a vernos sin más? -Me pregunta mi madre.
Pasamos media hora o más recordando viejos tiempos y riendo hasta que me duele la barriga. Cuando mis padres y Carol están hablando algo sobre algo de cuando eran pequeños, me quedo mirando a Dylan. Ha cambiado mucho desde que no lo veo, ahora podría, perfectamente, ser modelo de revista sin exagerar. Tiene su pelo oscuro peinado hacia arriba y por un momento no puedo evitar compararlo con el de mi vecino. Él las dos o tres veces que lo he visto siempre lo lleva revuelto, con algunos mechones cayéndole por la frente y que por mucho que se pase la mano no consigue apartárselos de la cara, mientras que Dylan lo tiene perfectamente peinado, con cada mechón en su sitio. Entonces recuerdo lo que me ha pasado antes de llegar a casa y me da escalofríos. Le he pegado. No, peor, le he pegado delante de sus amigos. Voy a morir.
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SÁLVAME DE TI
Romance"Hay momentos en los que la vida te coloca a la misma distancia de huir o quedarte para siempre". -Elvira Sastre- Se puede decir que yo lo intenté. Huir para siempre, quiero decir. Y como castigo me quedó una cicatriz en mi muñeca izquierda, pánico...