Jueves. Hace seis días de la fatídica noche de asaltos, comisaría y visitas inesperadas de vecinos psicópatas y borrachos. He tratado de evitar encontrarme con él, pero cuando lo hacíamos era Christian quien me evitaba a mí. Por ejemplo, el lunes me lo encontré en el balcón y cuando me vio, tiró el cigarro entero y se metió en su habitación o ayer, que me lo encontré esperando el ascensor y cuando salí decidió irse por las escaleras. No voy a mentir, el hecho de que sea él quien me ignora o me evita cuando debería ser yo, me cabrea inexplicablemente. O sea, viene a las tantas, borracho, después de asaltarnos y para que le cure las heridas, ¿y es él quien me evita? ¿Dónde ha quedado la cordura?
Pero bueno, dejando a un lado la escasez de lógica tanto por su parte como por la mía, ha sido una semana bastante... productiva, diría yo. Me siento mucho más positiva que el fin de semana pasado, supongo que no pude asimilar tantas cosas en pocos días, y ahora que lo veo con más perspectivas me siento mucho mejor. Cuando el sábado llamó Carol, estaba tan mal y tan agobiada por todo que ni siquiera me digné a ponerme, pero tras tener una conversación larga y tendida con Ariana donde básicamente me escuchaba mientras yo decía cosas sin sentido y después ella se encarga poner mi caos en orden decidí varias cosas: que iba a dejar de ser tan egoísta y que no iba a permitir que una cadena de infortunios me tragara.
Por eso y, para empezar, el lunes cogí el teléfono y llamé a mi tía; se alegró mucho de que fuera yo la que tuviera la iniciativa para que pudiéramos hablar y eso solo mejoró mi humor. Me dijo que el traslado de Dylan a mi casa tiene que retrasarse una semana como mucho por algunos papeleos que aún tienen que arreglar. También he decidido que voy a llevar la enfermedad de mi tía con mucha más positividad, no solo por ella o por mí, sino que también por Dylan, que me necesita para pasar este bache y yo tengo que estar en plenas facultades.
Por otro lado, he decidido que voy a dejar de agobiarme por las cosas que no están en mis manos, como, por ejemplo, el comportamiento de los demás. No puedo dejar de salir con mi grupo de amigos por el simple hecho de que no actuaron como yo esperaba, porque para ser sincera, si a mí me hubieran dicho que me iba a meter en medio de una pelea, tal vez no habría salido de casa. Por eso mismo, hoy he cogido el móvil cuando me ha llamado Marina y he aceptado cuando me ha recordado que mañana es su cumpleaños y que, por supuesto, estoy invitada porque seguimos siendo amigas.
No voy a negar que el hecho de que Ariana no pueda acompañarme al cumpleaños porque tiene que irse a Madrid este finde porque ha habido problemas con algunas de las cosas de Adela de la mudanza, me echa un poco para atrás, pero me he propuesto ir y pasármelo bien con mis amigos.
A raíz de esto, si lo que quiero es que todo vuelva a ser como antes de que yo volviera de Barcelona, voy a borrar todo lo que no ha debido aparecer. Digamos que voy a suprimir todo lo que haya pertenecido a mi etapa postvacacional, entre esas cosas están Christian, por supuesto, y Carlos y Marcos.
A pesar de las insistencias de ambas partes de que el otro bando no es de fiar, he decidido que lo más sensato es que no me fie de ninguno, porque los dos me han demostrado que son tal para cual con la diferencia de que Carlos se esconde tras una fachada de víctima y Christian va tan de frente que me aterroriza. Y no, no quiero volver a sentirme intimidada ni sentir miedo de alguien si lo puedo evitar, ya sentí eso durante cuatro años y no pienso volver a permitirlo.
En conclusión, he vuelto a ser la que era antes de que mi gran problema de ojos azules y compañía irrumpieran en mi vida.
- ¡Mia, baja de una vez!
-Voy mamá.
Me recojo el pelo en una coleta intentando bajar deprisa las escaleras sin romperme los dientes en el intento. Una vez en el salón me encuentro con que papá trabaja en un caso, Danna hacen un puzle y mamá me espera con los brazos cruzados al lado de la puerta.
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SÁLVAME DE TI
Romance"Hay momentos en los que la vida te coloca a la misma distancia de huir o quedarte para siempre". -Elvira Sastre- Se puede decir que yo lo intenté. Huir para siempre, quiero decir. Y como castigo me quedó una cicatriz en mi muñeca izquierda, pánico...