Capítulo V

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—¿Qué?— preguntó confuso Silas.

—No sé— dijo moviendo sus hombros y llevando la mirada al suelo, para ella era hacia arriba. Y río un poco más.

El muchacho bufó un poco molesto para luego alzar una ceja. Ella lo miró con una sonrisa amable de lado.

—No te enojes... Que amargado— murmuró lo último con gracia mirando hacia un costado de ella, pero eso no significaba que él no había escuchado.

—Oye...— se quejó mientras se cruzaba de brazos.

—Tranquilo Silas— le dedicó otra sonrisa haciendo que el chico no separará su mirada de sus labios entre abiertos en una mueca positiva, mostrando un poco sus dientes —Ay mi cabeza...— esta vez fue ella quién se quejó.

Dirigió sus manos a la rama de la cual estaba colgando para sostenerse con estas, soltandose y terminar parada de espalda al peliverde. Al darse vuelta estaba despeinada y con una sonrisa. Ella levantó su cabeza para verlo, ya que su estatura era más baja que la de él. Silas se le quedó viendola durante un largo tiempo, sin perderse de ninguna acción que ella hiciera.

—Al parecer un Bey te cortó la lengua... Mejor vuelvo con Free antes de que se preocupe— se despidió sacudiendo un poco su mano mientras tomaba rumbo de donde venía.

El peliverde se quedó quieto hasta que reaccionó —¡Hey!.

Hizo que la rubia detuviera su andar a unos metros de él mientras se daba vuelta a verlo esperando a que hablara.

—No sé pero... ¿Te parecería que nos juntamos algún día?— propuso, esperanzado de que esta vez ella aceptará.

—Emm... No lo sé Silas— y fue interrumpida por él.

—¿Sería un quizás?

Y ella asintió un poco dudosa. Eso hizo que él sonriera. Se acercó a ella mientras que se veían a los ojos. Él aún con una sonrisa y ella confusa, pero de apoco fue sonriendo.

Eso era nuevo. Ninguno de sus admiradores había llegado a pedirle por segunda vez que salieran. Él no se rendía, tampoco iba a dejar todo su orgullo de lado, aunque tuvo que hacerlo para invitarla, ya que ella jamás se lo pediría.

El corazón de la muchacha comenzó a latir rápido, haciéndola poner nerviosa. Se despidió de él y tomó nuevamente rumbo a donde tenía planeado antes de que la volviese a llamar.

Y se quedó solo. Primero pensaba en jugar con los sentimientos de la chica pero... Ahora sentía que sus sentimientos eran los que estaban en juego. Llevó una de sus manos a su pecho, en la parte en donde se encontraba el corazón y comenzó a apretarlo. No se sentía así ni cuánto terminaba de correr en los entrenamientos. Tal vez era lo que él había escuchado hablar y que no le interesaba experimentar.

Amor.

Esa palabra de pequeño lo asustaba, aunque tuvo que acostumbrarse ya que siempre lo que escuchaba era que alguien estaba enamorado o enamorada de otra persona y eso siempre era el chisme más común.

Aún sentía su corazón como si corriese un maratón. Sabía que ese sentimiento "cruel" le llegaría tarde o temprano. Pensaba que aún no estaba preparado para eso, ni siquiera sabía que era lo que hacía que tanto se descontrolada derrepente. Alzó la mirada mientras distinguía la figura femenina de la chica que ya estaba muy lejos de donde se encontraba. Y era ella ese motivo.

No tenía problema en decir lo que piensa o siente, pero había un problema: su orgullo.

Su orgullo no solo lo tenía en ser blader, sino también en lo demás. Si peleaba, tenía el orgullo de que la otra persona fuese a sus pies a pedirle disculpas y decir que estaba equivocado, mientras que él siempre tenía la razón.

Miró en dirección por donde se había ido _____ y frunció el ceño. Él no podía caer tan bajo en enamorarse. No podía.

—Sea lo que sea que me estás haciendo _____ de la Hoya... No caeré con facilidad, sino que tú caerás primero— espetó serio para luego darse la vuelta para volver al edificio, aún sintiendo su corazón a mil, pero antes dar una vuelta.

[...]

Esto llamado "amor" que invadía al peliverde lo desesperaba, era algo nuevo que sentía. No sabía cómo explicarse ni nada, y mucho menos se lo iba a contar a alguien. No tenía idea de que hacer, por eso decidió actuar como de costumbre: molesto, enojón y solitario.

En cambio, _____, actuaba como siempre y se sentía como siempre, no como el chico que la quería. No quería admitirlo, pero sabía que él gustaba de ella. Siempre tuvo ese sexto sentido de saber, tan solo con la mirada, los sentimientos e intenciones verdaderas de la otra persona. Y, claramente, percibía que su hermano, desde hace ya un tiempo, no actuaba como de costumbre.

Cerró sus ojos para luego cerrar la ventana de su habitación para irse a dormir. Pero antes de tocar su cama, sintió un ruido del pasillo. Toda su vida había sido curiosa y no dejaba de serlo en esos momentos. Dirigió su mirada a su hermano que yacía durmiendo tranquilamente sobre la cama que le pertenecía. Respiró hondo y tomó rumbo a la puerta para salir a investigar.

Todo estaba oscuro. La oscuridad no era tanto de su agrado, por eso, en las noches, no era de separarse tanto del otro rubio. No habían muchas luces, no veía bien que era lo que había enfrente suyo. Comenzó a caminar a la vez en que tanteaba la pared. En un paso torpe, tropezó haciendo que cayera de cara al suelo. Con suerte no se había lastimado, pero aún estaba en el suelo.

—Auch...

Sentía el dolor en su frente, se apoyó en sus codos y, con una de sus manos, se sobaba la zona afectada.

—¿Estas bien?

ALGO NUEVO |Silas Karlisle y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora