Epílogo

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Semanas después...

—¡Let it... rip!— fue la exclamación de la rubia al momento de lanzar su Beyblade a la arena, junto con su oponente.

Alzó su mirada a quien tenía enfrente mientras que éste le hablaba sobre que él ganaría. Intentaba rebajarla mentalmente. Pero ya no tenía oportunidad. La chica sonrió de lado provocando que Wyvern golpeara al Bey contrario para luego, en el aire, explotara.

Se había fortalecido de mente, todo gracias a su novio: Silas Karlisle. Tiempo que no tenía una victoria así. Estaba orgullosa de todo su progreso. Mientras que él le ayudaba en eso, ella lo ayudaba a entrenar en fuerza.

_____ de la Hoya se dio media vuelta para encontrarse con el nombrado que estaba a algunos pasos de ella con una sonrisa por su victoria. Y salió corriendo a donde el muchacho estaba para abrazarlo con todas sus fuerzas. Mientras que ella reía de la emoción, él le decía unas cuantas palabras sobre lo que había visto en esa batalla.

—Eso estuvo muy bien _____— la halagó al momento en que se separaron y se veían a los ojos.

—Gracias— dijo la nombrada mientras que cerraba sus ojos y recibía un beso en una de las comisuras de sus labios, para así pintar un pequeño rubor ahora.

A los segundos, un caraspeo se escuchó arruinando el momento. Ambos enamorados voltearon a ver de quién se trataba, y era el hermano de la blader. Free se encontraba de brazos cruzados y con una mueca de disgusto en su rostro.

Cuando su hermana y Christina lo solicitaron hacía ya unas semanas atrás, él no se esperaba recibir la noticia de que su gemela se hallaba en pareja. Y claro, para que él no se enojara, la gerente del equipo estaba presente y así regañarlo cuando estuviera en contra. Eso siempre lo utilizaba la muchacha de cabellos rubios.

—No cuando yo estoy aquí— dijo sin despegar su mirada fulminante del de cabellera verde, provocando que éste le regalara una sonrisa burlona.

_____ corrió a los brazos de su gemelo y así abrazarlo, ahora, a él. Éste tardó unos segundos en responderlo, pero lo hizo.

—Gracias por aceptar esta relación, Free— susurró la muchacha solo para que su hermano se enterará.

—Es la milecima vez que me lo repites— rodó sus ojos marrones el mejor blader del mundo.

—Nunca te lo dejaré de agradecer— ejerció un poco más de fuerza en el abrazo para separarse a los pocos segundos.

El rubio dibujó una pequeña sonrisa a la par en que rodaba sus ojos. A la fuerza había aceptado a su futuro cuñado, porque a propia voluntad no lo haría ni en miles de años. Y vio como su hermana se alejaba de él para ir hacia donde estaba el de cabellera verde esperándola. Sin dudas, ella había crecido muy rápido. Se parecía mucho a su difunta madre. Pegó media vuelta para salir de allí sin llamar la atención de nadie.

Mientras tanto, la muchacha de cabellera rubia se encontraba tirando de su novio para llevarlo hacia la cafetería porque allí le tenía una sorpresa preparada. Silas debía admitir que no le parecía sorpresivo ya que a cada semana recibía algún regalo de ella.

Al llegar al lugar, _____ sonreía como una pequeña niña cuando soltó la mano de su novio para ir a donde se hallaba la chef del lugar mientras le susurraba algunas cosas. Se apoyó en una de las paredes a la vez en que cruzaba sus brazos. No podía dejar de amarla.

Desde esa noche, el despertar de todos sus días poseían una gran sonrisa, todo gracias a ella que había logrado lo imposible. No era de demostrar mucho sus emociones, pero cuando nadie veía, se encargaba de llenarla de besos para que comprendiera que ella era la única chica que llenaba toda su vida.

¿Dónde había quedado el chico malo que era? En realidad lo seguía siendo, pero con el resto, no con ella. Cualquiera que se encargaba de coquetearle, él aparecía y hacia que esas palabras fueran tragadas a la fuerza.

—Silas— lo llamó con una gran sonrisa mientras que en su frente resbalaba su mechón rojo, el cual él la había convencido de no cortarselo.

El muchacho le regaló una sonrisa mientras esperaba a que continuará con lo que le quería decir.

—¡Feliz primer mes juntos!— dijo con un pequeño sonrojo mientras sacaba las manos de detrás de su espalda, mostrando una bandeja con un pan Bey, no cualquiera, sino de Kinect Satomb.

La sonrisa del chico se agrandó más para tomarla de la cintura y besarla con ternura. En público no podía brindarle besos apasionados, aunque fuera mínimo el número de personas allí. De todos modos, a ella le daba vergüenza, aún debía acostumbrarse.

Cuando se separaron, el blader dirigió una de sus manos a uno de los bolsillos de su pantalón, para sacar una pequeña cajita con una moño de color verde. _____ la miró extrañada y con curiosidad, eso llamaba un poco su atención. Él le hizo entrega de esa regalo a la vez en que tomaba lo que su novia le había obsequiado.

—Ábrelo...— insistió el de cabellera verde mientras veía a la muchacha con una hermosa sonrisa.

Ella también sonrió y quitó, con cuidado, la decoración de esa caja, para luego abrirla y mostrar una precioso collar con un dije de un Beyblade, su Beyblade, Twister Wyvern. La sonrisa de la jovencita de la Hoya se expandió mucho más para saltar a abrazarlo.

—Espero que no hayas pensado que me había olvidado...— susurró en uno de sus oídos el muchacho, a lo cual ella negó.

—Te amo— soltó la muchacha mientras ponía un poco más de fuerza en su abrazo.

—Y yo mucho más...

ALGO NUEVO |Silas Karlisle y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora