[...]
—Al fin te encuentro— dijo de brazos cruzados a la vez en que veía a la chica pasando por allí con tranquilidad y deteniendo su paso a verlo curiosa.
—¿Me buscabas, Silas?— preguntó un poco sonrojada y agradecida de que no la pudiera ver bien por la falta de luz, pero la podía divisar allí parada.
—Si— dijo para descruzarse de brazos y tomar rumbo a donde ella se hallaba. Eso provocó que retrocediera un paso —¿Acaso me tienes miedo lindura?— dijo coqueto.
Ella abrió sus ojos sorprendida por lo que había dicho. Ya se estaba acostumbrado a lo de lindura, pero decir que le tenía miedo era algo absurdo. Soltó una corta carcajada sarcástica y lo encaró colocando una de sus pies enfrente de ella a la vez en que apretaba sus puños y echaba su cuerpo hacia delante con su ceño fruncido.
—¿Yo, miedo, a ti? Jamás. Olvídalo— lo miró a los ojos e, inconcientemente, bajo lentamente su vista a los labios del chico a la vez en que este sonreía de costado.
—Vengo por la apuesta de la otra vez— desvió por completo el tema y a lo primero a que venía.
Ella rodó los ojos para pararse bien y cruzarse de brazos igual que él. Esperaba a que dijiera que era lo que quería que ella hiciera, pero el peliverde no decía nada de nada. Solo permanecía allí. Parado, de brazos cruzados. Y con su sonrisa todavía. La chica ladeó un poco su cabeza un tanto confundida.
El muchacho comenzó a acercarse a ella algo amenazante, sin borrar su sonrisa que a cada paso que daba, se volvía más coqueta. La chica comenzó a retroceder lentamente para mantener distancia. ¿Qué tenía el agua que hacía que él actuará así? ¿Qué pasaba por su cabeza? Se preguntaba sin hacer desaparecer su semblante de confusión. Y su espalda chocó, finalmente, contra el tronco de un árbol.
Apoyó sus manos a sus costados en este, a la vez en que no dejaba de ver al chico. Silas colocó uno de sus antebrazos a un costado de la cabeza de la muchacha y su otra mano en forma de puño, en su propio cadera. No dejaba de verla.
Lentamente, inició acercando sus rostro al de ella. ¿Qué era lo que planeaba? ¿Acaso quería que se repitiera el beso? Pero en serio, ¿Qué tenía el agua? No dejaba de preguntarse mentalmente la chica intentando de esconder su cabeza pero le era inútil.
Con suavidad, sus labios comenzaron a rozarse. Nada más. La respiración de ambos se mezclaba formando una sola. Los ojos de ella se hallaban cerrados, en cambio los de él no. No dejaban escapar ni un pequeño detalle de lo que ocurría. Había descubierto en un abrir y cerrar de ojos, que la chica estaba comenzando a experimentar sobre ese sentimiento, igual a él. Pero qué haría, ¿Jugar con ellos? O ¿Cuidarlos para que florezcan?
Lo único que tenía en mente era ser el único chico al que la rubia viera de forma distinta en un buen sentido. La quería solo para él. Llegaba a sonar egoísta pero así era. Ya no quería que alguien más la viese por allí sola, sino que ahora acompañada de su presencia.
No lo dudó más.
Debía arriesgarse.
Era todo, o nada.
—T-te amo...— murmuró aún en la misma posición. La chica abrió de golpe sus ojos por la sorpresa con la que habían caído esas palabras sobre sus oídos. Pero de inmediato, fue más su sorpresa, al sentir la presión que el peliverde hacia al besarla.
Había dejado su orgullo de lado. Le era vergonzoso eso, una de las razones por las que estaba sonrojado. Colocó con suavidad una de sus manos sobre una mejilla de la muchacha, a la vez en que la acariciaba.
Ella no se había esperado nada de eso viniendo de él. Y lentamente dejó caer sus párpados sobre sus ojos para sentir como el muchacho movía con poca velocidad sus labios sobre los de ella. Dulce, era lo que caracterizaba a ese beso, y ambos lo disfrutaban. Era nueva esa sensación que estaban sintiendo.
Se separó de ella para seguir viéndola a los ojos, pero los tenía cerrados.
—¿Sabes?— comenzó diciendo y haciendo que ella finalmente los abriera con un brillo particular en sus ojos marrones oscuros. Y prosiguió —Me haces sentir algo nuevo que de a poco he aprendido que es. A-amor— se le dificultó decir esa última palabra, estaba súper sonrojado y nervioso, no era de ser así pero ella podía hacer lo que sea con él cuando estaba cerca.
_____ se sonrojó un poco más a la vez en que desviaba su mirada a otro lado con timidez.
Silas estaba por volver a besarla, pero algo lo interrumpió.
Un fuerte golpe se estampó sobre su rostro haciendo que este cayera a un costado.
—No toques a mi hermana...
ESTÁS LEYENDO
ALGO NUEVO |Silas Karlisle y tú|
Random¿Quién diría que el blader más orgulloso se llegaría a enamorar de una chica amable? Tenía razón esa frase que dice "el amor le llega a cualquiera, cuando sea". Será algo nuevo que sentirá en su pecho cada vez que ella cruce enfrente suyo, cuando ha...