Capítulo XII

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Se separaron luego de unos segundos al sentir que la puerta comenzaba a ser forzageada. Miraron en esa dirección a la vez en que se alejaban y no tenían ningún contacto físico más. Observaban con sorpresa y nerviosismo la figura que se dejaba ver luego de que la puerta se abriera.

En la cara de la muchacha, se dibujó una gran sonrisa a la vez en que salía a abrazar a su hermano, contenta de volver a verlo. Este solamente colocó una de sus manos en la espalda de la rubia a la vez en que la veía con una sonrisa, aliviado de que se encontrará bien. En cambio, el peliverde miraba un poco enojado al muchacho, sabía que estaba en contra de que él enamorará a su hermana, y justo había llegado en el mejor de los momentos.

Los ignoró y salió de allí fingiendo la molestia que siempre mostraba, no quería dejarse ver sonrojado, por eso apuró el paso a llegar a su cuarto lo más rápido que pudiera.

[...]

—Espero que no haya sucedido nada mientras que ustedes estuvieron ahí dentro— espetó el rubio a la vez en que terminaba de hacer una serie de ejercicios para luego volver a tenderse en el suelo junto a su hermana que había hecho lo mismo.

La muchacha dirigió su mirada al lado contrario de donde se encontraba su hermano para negar nerviosa. Su voz había salido natural, así que pasó con suerte esa prueba. Se expandió en el césped haciendo que su gemelo riera bajo porque lo había empujado un poco de su lugar.

Y se quedaron viendo las copas de los árboles, las cuales eran atravesadas por los rayos de luz dándole un lindo aspecto.

_____ no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido. Aparentaba estar tranquila, como si nada hubiese pasado, pero no dejaba de carcomerse por haberle mentido a su hermano por primera vez. Llegaba a sentirse mal, pero tenía que olvidarlo. Seguramente el chico había actuado así porque no sabía cómo tranquilizarla, o el simple hecho de que le gustaba. Ella no llegaba a creer que él gustase de ella, no le veía cara de que se enamorará. Todo porque siempre estaba pendiente del Beyblade.

Suspiró pesadamente a la vez en que cerraba sus ojos y hundía su cabeza un poco más en el césped, destensando sus músculos. Amaba ese lugar tanto como lo hacía su hermano en sus tiempos "libres". En esos momentos debían entrenar como el resto de los bladers de BC Sol y no cuando ellos quisieran. Pero así eran los hermanos de la Hoya, rebeldes en algunos sentidos.

—_____...— la llamó el rubio con su tono habitual.

La muchacha abrió sus ojos marrones a la misma vez en que daba vuelta su cabeza a ver a su gemelo que se hallaba viendo el cielo.

—¿Te gusta Silas?— fue directo con su pregunta, siempre lo había sido y siempre lo sería. Volteó a ver a la rubia con el semblante sereno que él solía mostrar, pero ella sabía que por dentro estaba celoso. El típico hermano mayor, pero él a su manera.

—¿Por qué lo preguntas?— preguntó sintiendo calor en su cara para sonrojarse ligeramente. Se comenzaba a poner nerviosa.

—Porque no actúas como antes de que él llegara a BC Sol— parpadeó lentamente sin despegar su vista de la chica.

Ella suspiró mientras que giraba su cabeza al cielo y con sus ojos cerrados. Tenía que contárselo. Y asintió. ¿Había sido una mala idea haberlo hecho? Se preguntó internamente cuando sintió como el rubio se sentaba en su lugar sin despegarle la mirada a _____.

—¿Así que te enamoró?— preguntó con un tono un poco molesto.

Y volvió a asentir.

Free dirigió su mirada al ciervo que se acercaba a ellos, para colocarse a un lado de la chica y apoyar su cabeza sobre el vientre de esta. Ella lo acarició a la vez en que empezaba a tararear una canción que a ella le fascinaba. Eso hizo que la mirada preocupada de su hermano se posara sobre ella. Temía de que el chico llegase a jugar con los sentimientos de su hermana. Era fuerte, pero debía comenzar a forzarse de mente. Y él conocía ese punto débil de su gemela. La conocía de pies a cabeza.

[...]

—¡Agh! ¿Cómo puede...?— decía regañandose a si mismo por lo que había ocurrido durante el tiempo en que habían estado encerrados: el beso.

No sabía que hacer. ¿Qué pasaría ahora? ¿Todo sería demasiado incómodo? ¿Lo llegaría a olvidar? Suplicaba que si. Si alguna vez olvidó su nombre, podía olvidar el beso que se habían dado.

Pateó la pared molesto. Tenía que relajarse, así no podía pensar claramente. Quizás debía chantajearla, o usar su victoria de esa noche a su favor. Sonrió ya teniendo un plan en mente.

Y sólo, comenzó a reír bajo.

—Ya te tengo en mis manos _____ de la Hoya— dijo apretando sus puños.

Dió media vuelta para salir de su cuarto que se hallaba todo desordenado, con las pocas cosas que habían, todas esparcidas por el suelo, pero de todas formas salió con una sonrisa de costado y como si nada.

Lo único que le faltaba en su plan, era el coraje de volver a verla cara a cara luego del momento que habían tenido encerrados. Respiró hondo y salió de su habitación azotando la puerta tras de su cuerpo, haciendo que el ruido retumbará en los pasillos.

Y tomó rumbo al bosque. Sin dudas la encontraría allí.

ALGO NUEVO |Silas Karlisle y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora