PRÓLOGOVeronica Vogue siempre fue una persona reservada, no habla a menos que le hablen, no hace contacto visual con las personas, mantiene la vista fría y no hace ningún gesto qué demuestre algún rastro de su personalidad, solo trata de hacer feliz a los demás por que ella no puede serlo.
Lo único que la hace resaltar de los demás es su belleza, portando con unos hermosos y cansados ojos azules, cabello castaño con mechones rubios hasta arriba de la cintura y unos labios carmesí de un tamaño considerable.
Toda su vida ha vivido sola con sus padres, perteneciendo a la alta sociedad desde la cuna, acostumbrada a lujosos vestidos de diseñador, zapatos costosos, gente trabajando con uniformes al par y casas inmensas, ¿pero a costo de que? Veronica lo tenía todo pero no sentía nada.
Todos tenemos secretos, esas cosas de las cuales nos avergonzamos en nuestro interior o que no son bien vistas a a los ojos de la sociedad. La familia Vogue tenía infinidad de secretos, oscuros y bien escondidos, secretos que habían destrozado el cuerpo y alma de Verónica. Por qué la buena reputación y el dinero no son fáciles de conseguir.
"No te muevas Veronica" hablo su madre, Claire. "Tu cabello aún no está listo, los rizos tienes que estar perfectos para el señor Portman, tienes que estar perfecta, no arruine mi cuerpo para esto" continuo mientras ataba listones a el cabello de Verónica.
Claire Vogue por su parte era una mujer de treintaidós años, proveniente de una familia adinerada de Inglaterra, nacida en cuna de oro, casada a los dieciséis años con Harrison Vogue mientras el tenía veintiséis y con su primera hija a los diecisiete, arrebatada de su casa por cumplir su deber como hija, arrebatada de su lujosa vida para ser madre y ama de casa, viviendo con un hombre que no amaba y vistiendo a una hija que no necesitaba.
"Derecha" dijo Claire poniendo una mano en la espalda de Verónica para enderezarla "Sonríe un poco pareces un muerto" hablo y Verónica dio una pequeña sonrisa.
Ambas bajaron las escaleras de la casa, en la sala habían varios hombres con su padre charlando, Verónica sabía que no tenía sentido protestar o quejarse, nada cambiaría su destino, estaba condenada.
El señor Portman, el nuevo socio de su padre, un hombre mayor, con algunas canas pero con mucho dinero, el sería el sería el siguiente en la lista de Verónica, el nuevo en probar una parte del alma de la joven, por que sin Verónica no había trato.
"Señor Portman, ella es mi hija, Verónica" dijo Harrison con una gran sonrisa en su rostro, a estos puntos la culpa era algo que no sentía por su hija, ella era un objeto que le conseguía socios y dinero.
"Encantado de conocerte" hablo Portman estrechando la mano de la menor, mientras que ella en su interior reprimía sus ganas de gritar, ella era solo una pequeña niña, en ese entonces tenía solo doce años.
Conversaron un rato, todos lucían felices y dichosos, pasaron las horas hasta que anocheció, casi todos se habían ido. Solo quedaban cuatro personas.
"Ve con el Señor Portman arriba, hija. Por favor" hablo Harrison, ella quería negar pero no lo hizo, asintió y se dirigieron a la habitación de invitados, quizá ese era el costo de la belleza que ella portaba, su condena por una buena vida.
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𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐘 𝐃𝐄𝐏𝐑𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍, gilbert blythe
FanfictionVerónica Vogue rompe la burbuja de perfección en que vivía cuando llega a Avonlea. Obligada a cambiar su vida por completo y a dejar los lujos atrás, descubre todos los sentimientos que nunca había dejado salir y por fin empieza a entender lo que si...