Verónica Vogue rompe la burbuja de perfección en que vivía cuando llega a Avonlea.
Obligada a cambiar su vida por completo y a dejar los lujos atrás, descubre todos los sentimientos que nunca había dejado salir y por fin empieza a entender lo que si...
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HABÍAN PASADO VARIOS DÍAS, Verónica se había tomado tiempo, había estado pensando en todo y en nada a la vez. La vida ahora parecía tan frágil y delicada. El ser humano clamaba ser el más inteligente y fuerte, pero un resfriado podía asesinarlo.
¿Por que tenía que ser papá del Gilbert y no el mío?
Los malos pensamientos azotaban la cabeza de Verónica, quien mantenía la vista perdida. Su cuerpo estaba desnudo cubierto por agua, estaba sentaba en la tina y tenía sus brazos abrazando sus rodillas. Se sentía frágil como la vida misma, tan débil que podría jurar que se rompería ahí mismo. Quizá ya lo estaba haciendo.
Su respiración era calmada pero su mente no lo estaba, todo dentro de su cabeza estaba hecho un desastre mientras que su cuerpo se mantenía inerte. Sentía una leve presión en el pecho, no era culpa, ni remordimiento, sabía que esos fríos pensamientos se los habían ganado, sin embargo, algo simplemente no la dejaba tranquila.
Llevaba más de una hora en la tina, absorta en su propia cabeza, quiera irse pero no podía, no ahora.
Los oídos de Verónica escucharon toques en la puerta, leves y calmados, quizá era Diana o Minnie May puesto a que los padres del dúo de hermanas no estaban en casa por el momento. Pero simplemente no reacciono, se encontraba en un estado vegetal, no se movía y su respiración cada vez se volvía más lenta y tranquila.
La puerta se abrió pero la chica ni siquiera se inmutó, no era ninguna de las dos, fue Josie quien se aproximó hacia ella un poco consternada, sabía que Verónica no era exactamente la definición de normalidad, sus padres le habían dicho que la chica tenía conductas ariscas y reprimidas, pero ella no le había prestado atención a las palabras de sus padres. No hasta ahora.
"¿Verónica?" Josie frunció su ceño mientas la miraba "Estas bien?"
Se agachó para quedar a la altura de su amiga, la cual siempre había mantenido la compostura, ¿Por que ahora la perdía?
La mirada perdida de Verónica se estabilizó rápidamente al captar que Josie estaba junto a ella, tomó un suspiro y pasó ambas de sus manos su cara, negó un poco con la cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza para luego abrirlos. No podía dejar que la vieran en aquel estado.
"¿Me la pasas?" Hablo con voz suave, la voz normal de la Verónica que Josie conocía, eso la calmó.
