Verónica Vogue rompe la burbuja de perfección en que vivía cuando llega a Avonlea.
Obligada a cambiar su vida por completo y a dejar los lujos atrás, descubre todos los sentimientos que nunca había dejado salir y por fin empieza a entender lo que si...
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DESPERTÓ Y SU PRIMER PENSAMIENTO fue la semana está por terminar, pues hoy era viernes, un día de la semana pero ojo no cualquier día, viernes era el día que la hacía pensar que quizá la vida no era tan mala, que por fin después de toda una mala semana podría descansar o al menos dejar de hacer sus deberes como estudiante.
Se vistió como de costumbre, vestido morado oscuro, calcetas blancas, zapatillas negras, un listón morado oscuro amarrado en su cabeza, un collar de plata simple, cabello con rizos y una linda pero fingida sonrisa estampada en su rostro.
La familia Barry y Verónica desayunaron panes con mermelada de arándanos que había traído el señor Barry en uno de sus viajes y un vaso de leche, después las chicas se retiraron a la escuela, en el último de día de la semana.
"¿Me cargas, Verónica?" Preguntó ignorado la respuesta de Diana.
"¡Minnie May!" Exclamo Diana avergonzada y molesta.
"No importa" hablo Verónica y se puso de cuclillas, Minnie May trepó a su espalda y se fue dormida el resto del camino.
"No tenias por que hacerlo" Dijo Diana rompiendo el silencio.
"Me gusta ayudar".
"Ayudas a los caprichos de esa mocosa".
"Si ella es feliz por mi está bien" replicó Verónica y Diana rio.
"Si eso piensas...".
Veronica llego a su respectivo asiento con Tillie, apoyo sus brazos sobre la mesa tapando su rostro y trato de dormir un poco, ya que tenía mucha ojeras. En cinco minutos de sueño fue despertada pero sentía como si hubiera dormido treinta minutos, extraño.
"¿Estás dormida?" Pregunto Tillie viendo a Verónica quien tenía la cabeza recostada sobre la mesa.
"Si..." Respondió ella con sarcasmo.
"Perdona" soltó Tillie riendo.
"Perdonada".
Llegó el profesor y todo transcurrió normal hasta que el estómago de Verónica empezó a molestarle, no le tomó interés en lo más mínimo, quizá la mermelada le había caído mal, puso su mano derecha con la palma abierta sobre si estomago con delicadeza y siento como emitía raros sonidos leves. Y luego después de un rato el profesor ordenó la salida para el receso, todos salieron hasta que Verónica se percató de la situación.
«oh no, por favor no, Dios mío no no no»
Un líquido rojo se escurría en la ropa interior de Verónica, cuando está lo sintió abrió los ojos asustada, estaba entrando en pánico, no sabía nada en ese momento, quería llorar de todo el estrés y nerviosos que habían explotado en ese momento, lo había olvidado por completo.
