Verónica Vogue rompe la burbuja de perfección en que vivía cuando llega a Avonlea.
Obligada a cambiar su vida por completo y a dejar los lujos atrás, descubre todos los sentimientos que nunca había dejado salir y por fin empieza a entender lo que si...
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HABÍAN PASADO VARIOS DÍAS y Verónica se preparaba para volver a la casa de sus padres el fin de semana y ahora teniendo varios amigos le resultaba difícil alejarse de lo que más se acercaba a ser un hogar, en la casa de los Barry nadie le podía hacer daño, en la escuela era respetada, era tratada como a una princesa, no por que le tuvieran miedo si no por el siempre de que sabían que debían hacerlo.
Y lo mejor de todo eso era que la castaña tenía amigos aunque no confiara mucho en ellos sabía que ellos la protegían y era por eso que ella sentía que era su deber protegerlos, no debía involucrarlos en sus problemas, no quería que salieran heridos, incluso con el entrometido de Blythe.
"Verónica, ha llegado la carroza" Diana anunció a través de la puerta, Verónica cerró los ojos y soltó un suspiro, iba directo al infierno.
"Oh, dios, apiádate de mi alma" soltó con cansancio y se dirijo a abrir la puerta topando a una Diana sonriente, la chica le devolvió la sonrisa.
"¿Estas lista?" Diana preguntó mientras bajaban las escaleras con el pequeño bolso de Verónica.
"Claro que si"
Al bajar las escaleras Verónica vio a su mayordomo, Hugo. La ojiazul sonrió y le dio su maleta al hombre, luego volteó a ver a la sra Barry y Diana, se despidió de ambas y se subió en la carroza rezando para no llegar a casa.
"¿Como le ha ido, señorita Verónica?" Hugo pregunto mientras se subía enfrente para arrear los caballos.
"Bien, me agrada este lugar, viviría aquí para siempre si pudiera hacerlo".
"Es un lugar lindo, la familia Barry es muy amable".
"Lo son" la chica miro a través de la ventana "Esta bien, Hugo. Voy a tratar de tomar una siesta" ...
Una vez llegaron a la gran casa de Verónica la chica se dirijo a su habitación, se quito sus zapatillas y se acostó en la cama, tenía que soportar dos días, solo dos días.
"¿Verónica?" Hablo su padre haciéndola despertar, no se asustó, ella solo abrió los ojos lentamente y se estiro.
"¿Papá?, pensé que estabas afuera con Claire"
"No le llames así a tu madre, es una falta de respeto".
"Lo lamento, como sea, ¿que haces aquí?".
"¿Recuerdas al señor Clayton?" Hablo el ojiazul y algo dentro del estómago de la chica se removió.
