Estoy atónita por lo que acaba de pasar. Normalmente se despide con un beso intenso, que me deja sin aliento, pero ahora fue tan cariñoso. Con mi mano izquierda me toco la frente y con la derecha mis labios, mientras que cierro mis ojos reviviendo el momento. El beso de la frente me hiso sentir protegida, en cambio el simple toque en los labios fue un recordatorio de que me ve como mujer y no como amiga o hermana. Sonrío, disfruto mucho estar con él, en sus brazos y cuando me besa, quiero conocer más de él. Por lo menos lo que pueda, porque cuando me case con Carlos me odiara. Sacudo la cabeza no quiero pensar en eso ahora, sino disfrutar del momento.
Oscar aparece en el estudio y regreso a la realidad. Le saludo y miro lo que queda de mi comida, se me ha ido el apetito, así que decido guardar lo que queda y ponerme a trabarjar. Por la tarde tuve un trabajo verdaderamente difícil, pues tenía que fotografiar a varios cachorros bichon maltes, para una campaña de nuevos juguetes caninos. Eran totalmente adorables, pero inquietos y muy difíciles de retratar, pues no se estaban quietos ni un segundo. Realmente el problema no era que no estuvieran quietos, ya que solo tendría que aumentar la velocidad de la cámara para congelar la imagen, sino que corrían a mis pies para que los acariciara. Eran tres cachorros una hembra con un lazo rosa y dos machos, los tomo con dificultad y los vuelvo a colocar en donde deben estar y tomo el juguete para jugar con ellos logro que los dos machos pelen por uno y la hembra juega con un hueso de goma. Una risita se me escapa de mis labios y comienzo a fotografiar la escena. Tanto individual como grupal son muy buenas fotos, hasta que tengo que cambiarles el juguete y es otra batalla que tengo que lidiar.
Pasan las horas, hasta que por fin termino con las fotos. Voy a la computadora elijo las mejores, retoco algunas o les hago algún efecto y las envío. Veo la hora. Se supone que ya hubiera salido hace media hora. Los cachorros juegan en mis pies no han venido a recogerlos y si no me voy pronto no llegare a tiempo a mi cita. Tomo mi celular y llamo a el dueño de los cachorros. No contesta, lo vuelvo a intentar y al octavo timbrazo contesta.
- Buenas tarde Sr. Segarra, se suponía que viniera a recoger a sus cachorros hace media hora. Hemos terminado con las fotos. - Una voz muy áspera me responde.
- No me interesan esas bolas de pelo haga lo que quiera con ellas. Regálelas, véndalas, llévelas a un albergue o las puede tirar a la basura. No me moleste más adiós. - Cuelga la llamada y estoy en shock.
¿Cómo hay gente tan desalmada como para querer tirar a la basura a estas preciosidades? Los acaricio uno por uno. ¿Qué hago ahora? Tomo el celular busco el numero de modelo insoportable, ya que no podre salir con él ahora. Al encontrarlo lo llamo, al segundo timbrazo contesta.
- Hola gatita. Ahora estoy saliendo de la empresa para ir a prepararme para nuestra cita. - Cierro los ojos al escuchar su entusiasmo.
- De hecho, de eso precisamente quería hablarte. - Le digo con voz pesada.
- ¿Qué pasa? - Su voz se vuelve pesada.
- Tendré que cancelar nuestra cita. - No dice nada. - Hola. - Digo con voz suave. Miro la pantalla del celular para ver si sigue conectado y veo que de momento cuelga la llamada. De seguro se molesto conmigo, me restriego la cara con ambas manos. No puedo llevarlos al apartamento de Carlos es alérgico a los perros. - ¿Qué hare con ustedes linduras?
Me paro de la silla para poder caminar un poco, pero los cachorros están encima de mis pies y me da miedo pisarlos. Solo logro dar un par de pasos cuando unas manos ya conocidas para mi me rodean el abdomen. La voz masculina de Torres me susurra al oído.
- Si enserio crees que me vas a plantar por trabajo estas muy equivocada gatita. Si tu no me secuestras yo lo hare. - En un movimiento rápido estoy en sus brazos igual que los recién casados.
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Mi Prometido Gay [Libro #1](Completa Editando)
RomanceAmy López es una chica recién graduada en fotografía. Su mejor amigo Carlos le propone matrimonio, pero solo de apariencia. Se aman con la más increíble locura de hermanos. Se cuidan y se apoyan, sin importar las circunstancias o diferencias. El m...