Capítulo 25

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Entramos a la casa. Pensé que la sala estaría llena de cajas, pero tiene unas sillas de playa y un televisor en la pared. Supongo que Henry lo dejo así, para decorar junto a Ángela. Después de todo este será su hogar. Siento que me arañan el tobillo, bajo la vista para encontrarme a Coco que comienza a ladrarme, buscando un poco de mi atención. Me inclino y lo tomo en mis brazos.

- Hola Coco. Alparecer ya me extrañas. - Le acaricio el pelaje y el responde lamiendo mi mano. - No me babees. – Me quejo.

- Te esta besando. - Me corrige Ángela. - No te quejes que su lengua es mucho más pequeña que la de Rey. Él si que te dejaba toda la cara llena de saliva. - Saca la lengua con una expresión de asco. Luego se pone seria. - Es extraño volver a tener a un familiar canino con nosotros. Sé que Rey era tu perro, pero yo lo consideraba yo lo amaba como si fuera mío también. Era un gran amigo.

Ambas suspiramos al recordar a nuestro viejo compañero de juegos.

- Sí, pero a Coco no vendrá ningún villano a matarlo. - Digo firme. – Además, este cachorro es de los niños. Se puede decir que ya eres abuela. - Le digo con una gran sonrisa.

- Soy muy joven para ser abuela. - Estira su mano para tocar el pelaje de Coco. - Es realmente hermoso y tierno. - Me sonríe.

- ¿Eso significa que no me vas a matar? - Le pregunto esperanzada.

- ¿Por darme otra responsabilidad? - Alza una ceja muy sería. Asiento con una sonrisa. - No sé todavía. Eso dependerá de como se porte, de los niños y claro que vengas de ves en cuando para sacarlo.

- Bueno es parte de la familia ahora y es la única forma en la que puedo tener un perro. Carlos es alérgico.

- ¡Oh! - Exclama y una pequeña, pero perfecta o se forma en sus labios.

Los niños aparecen por el pasillo huyendo de su padre, que al ver al vernos deja de perseguir a los niños y se acerca a nosotras. Extiende los brazos para tomar a Hannah, ella esta estirando sus manitas a su padre.

- Mi niña hermosa. - Le dice Henry, al tomar a Hannah en sus brazos y darle un sonoro beso en la mejilla. - Hola cuñada. - Me da un beso en la mejilla y me susurra al oído. - Gracias otra ves por lo de anoche. - Se aleja con una sonrisa descarada.

Siento mis mejillas arder, algo me dice que estaré roja durante todo el tiempo que este aquí.

- Titi. Titi. Titi. Ven para que veas nuestro cuarto. - Gabriela me toma de la mano y me hala por el pasillo principal. Para luego subir al segundo piso hasta llegar a un cuarto con dos camas. Una con un conforte rosa con flores y mariposas, en cambio la otra tiene un conforte con uno verde tipo jungla y dinosaurios. Las paredes son blancas, sin decoraciones por el momento. Hay una gran ventana de cristal al fondo de la habitación. En la parte inferior de ella tiene un sillón pegado a la pared. - Verdad que es muy bonita. - Me dice muy contenta con su cuarto.

- Es hermoso mi niña. - Le digo con una gran sonrisa y ella da saltitos en su sito. Luego corre y se lanza a su cama.

- Es temporal. - Ángela me susurra al oído. La miro con el ceño fruncido. - Los niños tendrán su propio cuarto, pero aun les cuesta separarse. Las pocas veces que se quedan dormidos separados es solo temporal. Más tarde se despiertan y terminan durmiendo en la misma cama. Siempre es así.

- Madlina. - Me llama Gabriel. Lo miro y el me señala a Coco. - Quielo jugal con Coco. - Me dice y yo le se lo paso. Me sonríe y sale corriendo. Gabriela se levanta de la cama y sigue a su hermano.

- Bueno vamos a enseñarte la casa.

Me enseña los cuartos vacíos que luego serán de los niños, el baño y la recamara principal. Bajamos y me enseña el baño, la cocina, la cochera y el patio trasero. La cara de Ángela esta totalmente iluminada, está formando una familia hermosa. Regresamos a la sala y nos sentamos en las sillas de playa, junto a Henry.

Mi Prometido Gay [Libro #1](Completa Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora