♥︎ · · · · ━━━━❝ 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹.
Dicen que la maldad podría consumir hasta lo más puro del ser. Bueno ¿Qué pasaría si la persona que más daño causa es quién en realidad desearía salvar tu corrompida alma? El pecado, fue la inoc...
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La lluvia había ido de caprichosa contra su destino, según Taehyung, él mismo había tramado un complot con la mala suerte en torno a sí, solo de aquella forma se explicaba esa vuelta de incomodidad en la cual se enredó.
Siendo las siete con treinta y dos minutos las carreteras de la ciudad de Incheon estaban repletas de automóviles y transeúntes aún con el cielo vestido de una negruzca melancolía, las nubes danzaban opacas y lloraban gotas insaciables. Unos minutos atrás Taehyung y Jimin habían subido al automóvil del primero, pero Jungkook era quien conducía en dirección al instituto. Tae había intentado protestar cuándo Jimin prácticamente lo aventó al asiento del copiloto, de cierta manera que no fue difícil notar que no intento en lo más mínimo ser amigable. Lo había jodido y aunque seguía sin poder asegurar en qué momento lo había hecho, estaba seguro que actuó de manera incorrecta . De no ser así, Jimin no lo habría estado ignorando de tal cruel forma.
Incluso cuando Jungkook se detuvo, en inmediaciones del hospital, como Jimin le indico y terminó descendiendo unos minutos más tarde, no se había tomado siquiera un pequeño segundo en despedirse de ellos. No lograba dejar de pensar en ello, no dejaba de preguntarse el porqué Park se había molestado tanto con él.
Tae observaba la lluvia descender a través de la ventanilla templada, las bocinas exigían atención de manera imperiosa, siendo aquel sonido lo único que apaciguaba un mortal silencio dentro del pequeño espacio interior del deportivo, que rápidamente había empezado a ponerlo nervioso.
El ambiente era pesado y filoso, temía decir cualquier cosa puesto que sentía que sus palabras se romperían si siquiera deseaban salir de sí, miró de reojo a Jungkook, teniendo quizás una pizca de esperanza de que hablase de cualquier cosa, pero el menor mantenía la mirada fija sobre el frío y húmedo asfalto y su semblante se mostraba imperturbable. De aquella forma transcurrieron los angustiantes minutos y dio como resultado una incomodidad enorme dentro del pecho de Tae por lo que terminó por tomar su celular, debía distraerse o le daría un ataque de ansiedad enorme el seguir en tal abrumador mudismo. Considerando que para Taehyung era horrible el silencio, el mismo le era despreciable, él prefería cualquier sonido de por medio que la ausencia de la misma.
Por contra parte Jungkook adoraba el silencio, él no deseaba romper con una de las pocas oportunidades dadas de mantener el silencio entre ambos, la verdad era que Jeon era más propenso a guardarse las palabras a diferencia de Tae. Él apreciaba más el permanecer en cierta tranquilidad, incluso podría pasar un día completo sin emitir ninguna oración audible.
Jungkook observó de reojo cuándo oyó a Tae suspirar, vio como él mismo se achicó en el oscuro asiento, con sus manos ocupadas en su móvil, sus labios eran mordidos sin conciencia pura y Jeon sólo lo contemplaba por pocos pero reiterados segundos.
A veces se cuestionaba, y aún más en ocasiones como aquella, el cómo habían llegado a ese punto en el que siquiera dirigirse la mirada de manera cordial les era posible, de esquivarse, maldiciéndose el uno al otro, discutiendo sin un fin. Ese mismo hombre con quien compartía aire ahora era el mismo que lo ignoraba hasta el punto de preguntarse sobre su propia existencia, era el mismo con quien antes le faltaban las horas de risas y pláticas para sentirse satisfecho, si antes eran miradas inocentes y llenas de cariño ahora todo se teñía en aspereza. Ya habían pasado años, pero seguían en el mismo punto de inicio.