Capítulo 22

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Pero ¿cuál es el peor dolor? Para mí, siempre es el dolor que está presente.

- Suzanne Collins.

Y al final, como siempre ha sido y será, los rayos del sol dieron paso al amanecer, el mismo que teñía todos los andares, sin importar qué para algunos era paz, otros sacrilegio y otros, simplemente era un nada

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Y al final, como siempre ha sido y será, los rayos del sol dieron paso al amanecer, el mismo que teñía todos los andares, sin importar qué para algunos era paz, otros sacrilegio y otros, simplemente era un nada.

Cierta silueta estaba en una de las esquinas, siendo bañada por los rayos solares, su largo y lacio cabello rubio, relucía ante las motas de polvo que se colaban a su vez, dejándola con un toque casi etéreo, casi angelical, casi. Sus delicados movimientos entornaban a la perfección que ella denotaba, la sutileza de la creación del destino, ya qué cómo era costumbre Jinsoul se encontraba ya en el restaurante del hotel en dónde se habían quedado, una taza de té en las manos y una barra de cereal pasando por su garganta, sus ojos recorrían la instalación, parando en las personas que se encargaban del lugar y en la mesa en donde los profesores se encontraban reunidos. Manteniendo su cabeza algo ocupada de todo lo tumultuoso de lo qué había ocurrido últimamente.

Baja la mirada y en la pantalla de su celular, salta la notificación de su madre, cómo todas las mañanas, y principalmente si había pasado la noche fuera de casa, siempre con la misma pregunta de si 'Jiminnie' se encontraba con ella. A veces se preguntaba si su madre realmente le importaba un poco lo que era ella o sólo era por su novio, lo mismo a su padre, parecían tan encantados con su novio, no le molestaba eso en sí por qué, vamos, estaba feliz qué su familia amase a su novio, pero le agradaría más si la cuidasen más a ella, porque parecía que era él cómo su hijo y no ella.

Suspira con pesar y decide pasarlo por alto, respondería luego. No estaba con ánimos, además tenía cosas más interesantes en las cuáles pensar que eso. Cuándo levanta su mirada, aburrida de mirar su pantalla, su sonrisa no tarda en aparecer en sus labios, al ver como Jimin aparecía dentro del salón, caminando lento cómo siempre a dirección suya, con una sonrisa también en sus labios, llevaba puesto una remera con el corte redondo de color negro, dejándolo tan lindo, con unos pantalones jeans rasgados, contorneando su tan buen estado físico y no era algo nuevo qué se lo comieran con la mirada, era normal, no le molestaba del todo, porqué al final era suyo, todo suyo y eso hizo qué una leve risa escape de ella, para disiparse con lentitud, cuándo dentro suyo se preguntaba ¿Cómo podía ser tan increíblemente bello? Pero nunca lograba responder aquello, él lo tenía todo y eso era suficiente como para dejar la respuesta al viento.

— Buen día amor — dice Jimin apenas se acerca por completo, con una sonrisa, se inclina para dejar un corto beso sobre sus labios y ella contenta cierra los ojos a modo de respuesta inundándose de su aroma — ¿Descansaste?

Ella asiente mientras lo mira sentarse frente suyo, pone el codo sobre la mesa y recuesta el rostro sobre la palma de su mano — Ajá, es triste tener que volver, me ha gustado este lugar — responde mientras sus hermosos ojos azules recorren al mayor, como dibujando sus facciones, dejando de lado su taza y sólo concentrándose en él.

dangerous passion ─𝘆𝗼𝗼𝗻.𝗺𝗶𝗻 [saga hedonista :: libro 01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora