Para aquellos aventureros que han hecho todo el viaje completo, sin saltarse ningún desafío, existe un final secreto, que les será revelado...
Link cabalgaba en cabeza.
Había mirado la piedra sheikah varias veces para definir una buena ubicación para acampar. La parte oeste de la llanura de Hyrule seguía poblada por una hierba verde y espesa incluso para estar a principios del otoño. Era una región húmeda y de lluvias abundantes, de un gran contraste con las próximas tierras de las colinas.
No había peligros. Ya no había nada que temer, así que acamparían al raso, sobre la suave hierba, tal vez cobijados por algunos árboles solitarios que crecían a un lado y otro de los caminos.
—Mira —puso su caballo a la altura de Zelda y le mostró una ubicación en el mapa. —Creo que esta noche dormirás mirando a un millón de estrellas.
Ella sonrió sin decir nada. Pero su mirada cómplice revelaba miles de cosas. Revelaba que le gustaba el sitio. Revelaba que justo después de acampar se descalzaría para dar un paseo antes de la cena, sintiendo la hierba húmeda en la planta de los pies. Revelaba una noche más repleta de besos y caricias bajo un techo punteado de lejanas luces que les harían sentir diminutos.
Habían pasado unos pocos días en aldea Onaona, él logró convencerla de que necesitaban descansar, así que al fin cumplió su fantasía de estar de nuevo allí con ella. El sol había vuelto las mejillas de Zelda un poco rojizas, lo mismo que el puente de su nariz, y eso que estuvo usando las cremas de coco para evitar las quemaduras. Él adoraba ver aquel color encendido en su cara y la encontraba más hermosa que nunca. Tal vez era la tranquilidad que daba vivir sin amenazas, o el sol de la costa, pero cuando la miraba pensaba que tenía el pelo rubio más rubio y los ojos verdes más verdes.
—Atención, atención —dijo Kei, que interpuso su caballo entre el de ambos. —Os comunico que me aburro.
—Sí, este viaje debe ser de lo más aburrido para ti, sin chicas a las que acosar con tu ego ni enemigos de los que sentirte amenazado —dijo Link, poniendo los ojos en blanco.
—Si me hubierais dejado ir con vosotros a la playa, tal vez no tendrías que aguantar mi mal humor —protestó Kei.
—Por una vez consigo librarme de ti y aun así te atreves a protestar...
—En fin, a lo que iba —prosiguió Kei, volviendo la cara hacia Zelda e ignorando las protestas de Link. —Se me ha ocurrido un juego, porque he estado pensando bastante.
—¿En qué pensabas? —preguntó ella.
—No pensaría en nada, ¿no ves que es un cabeza hueca? —interrumpió Link.
—Pensaba —dijo Kei, frunciendo el ceño y remarcando cada sílaba — en el futuro. Y se me ha ocurrido un juego de "y si..."
—No lo entiendo —gruñó Link —seguro que es un juego estúpido.
—Es un juego para mentes más elevadas que la tuya —replicó Kei —Veréis. A menudo juego a pensar "¿qué habría pasado si...?" Y entonces imagino qué habría pasado si en lugar de hacer una cosa hubiera hecho otra distinta. O cómo sería todo si hubiese nacido siendo un orni o un zora en lugar de un hyliano. ¿Alguna vez habéis imaginado algo así?
—Miles de veces —dijo Zelda, soltando una carcajada.
Link se limitó a emitir un bufido y no dijo nada al respecto.
—Vamos a jugar —propuso Kei con entusiasmo.
—Me parece una buena idea —sonrió Zelda.
—A ver, empezamos contigo, Zelda. Eres una hyliana y además eres la recién nombrada reina de Hyrule. Pero me gustaría saber qué querrías ser si te volvieses a reencarnar en otra vida.
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El trono perdido
ФанфикZelda ha renunciado a la idea de gobernar el reino y recorre junto a Link un Hyrule plagado de cicatrices del Cataclismo. Pronto descubrirá que cien años también han dejado huella en ella y tendrá que aprender a redescubrir su relación con Link, mie...