Capítulo 7

30.8K 2.4K 428
                                    



 —¿No vas a dejarme entrar?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿No vas a dejarme entrar?

Necesito ir tanteando el terreno para cumplir la apuesta cuanto antes o esto se alargará más de lo necesario.

—No. Tenía pensado darme una ducha, llevo sin ducharme desde ayer por la mañana, así que... —un escalofrío me recorre el cuerpo al imaginarla desnuda en la ducha, e insisto:

—No tengo nada que hacer.

—¿De verdad? Seguro que prefieres ir a pasártelo bien con el desequilibrado de antes —me dice con retintín. Ella sí que me está volviendo loco...

—Tal vez más tarde, pero ahora me apetece pasar un rato contigo —sin esperar a que conteste, empujo la puerta, entro y la cierro con seguridad —. Si vamos a pasar tanto tiempo juntos, mejor que nos conozcamos un poco mejor... —propongo.

—Supongo que tú tienes más que contar que yo. Al fin y al cabo, no llevo más que veintitrés años viva. ¿Cuantos llevas tú? —curiosea.

—¿Cuantos crees que tengo? —pregunto.

—Pues... yo que sé, ¿doscientos? Tal vez... ¿seiscientos? —me contengo la risa. Cree que soy uno de esos que llevan cientos de años vivo. No sé qué haría, pero desde luego me hubiera muerto del aburrimiento.

—Tengo veinticinco años —le digo con total sinceridad —yo nací igual que tú. Mi madre era humana.

Empieza a sacar ropa limpia de la maleta y yo apoyo mi espalda en la pared.

—¿Y tú? ¿Eres humano? —¿por qué no deja de hacer preguntas?

—No. Y deja de hacer preguntas —rebufo. no soporto hablar de mi vida.

—Pero... no entiendo por qué...

—He dicho que dejes de hacer preguntas. No tengo por qué contarte nada sobre mi vida. No es asunto tuyo —la corto.

—¡Serás cretino! Has sido tú el que te has colado en mi habitación y me has dicho que querías que nos conociéramos más —me recuerda —, por tanto no tiene sentido que ahora te ofendas porque te haga preguntas.

—Sí, pero no me refería a conocernos de esa manera —me separo de la pared y me pongo detrás suyo.

Ella se gira y quedamos frente a frente. Se le acelera la respiración y a mí también. Trago saliva y ella hace lo mismo, sin dejar de mirarme desde detrás de sus pestañas.

—Pues es la única manera en la que vas a conocerme —será... saca de la maleta los objetos de baño y se dirige a él conmigo pegado a sus espaldas.

—¿Qué haces?

—Te acompaño a bañarte. Por si no llegas a todos los lados. Siempre van bien dos manos más, ¿no? —levanto una ceja y ella rueda los ojos. 

| COMPLETA ✔ |   Aunque tú no lo sepas © [ATNLS 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora