Capítulo 8

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Por suerte no estamos muy lejos de la zona en la que aparcó ayer, así que me es fácil encontrarlo.

Kai está apoyado en el coche y me mira como si quisiera hacerme pedacitos y luego comerme. O comerme sin hacerme pedacitos siquiera. No soy capaz de descifrar su expresión.

—¿Eso es típico de ti? —me dice mientras su cara se torna en una mueca de desprecio.

—¿Perdón? —averiguo confundida

—Tontear con el primer tío que te encuentras, ¿lo sueles hacer normalmente? No tienes pinta de zorra, pero viendo eso supongo que tal vez el bueno de Brad tuviera razón...

¿Pero qué coño se cree? Menudo cabronazo, ¡menudo cabronazo!

Es el tío más desagradable que he conocido en mi vida.

Ojalá pudiera auto-abofetearme por haberlo besado, ¡soy tontísima!

Madre mía, ¡que Dios me dé paciencia porque como me dé fuerza lo mato!

—Eres un gilipollas, pero con todas las letras. Antes no te ha parecido que fuera tan fresca cuando casi me metes la lengua hasta el esternón —contraataco. Este va listo si cree que me voy a quedar calladita, ¡con menuda ha ido a dar!

—Cállate. Ni se te ocurra decirle a nadie lo que ha pasado antes —se altera. Se está acercando a mí, abre el maletero y me dice a centímetros de la cara:

—Si me apetece follar sólo tengo que ponerme delante de cualquier mujer y subirle el vestido. Yo no me enamoro y menos de tías cómo tú. Lo hago con todas, no te sientas especial. No te creas que porque te haya besado ya somos algo. No somos nada, ni nunca lo seremos. No eres mi tipo... ni en mil años lo serías. Debes estar enferma si de verdad has creído que algo así podía ocurrir —¿cómo demonios puede ser tan frío? La rabia hace mares en mis ojos, pero me muerdo los carrillos por dentro. No voy a darle el gusto de verme llorar. Lo poco que lo conozco me basta para saber que eso lo haría sentir bien.

—Ojalá lo que dijeras se correspondiera con lo que haces. Eres incoherente. Le pegas una paliza a mi novio por llamarme guarra y luego me lo llamas tú. Dices que te doy igual pero te pone celoso Adán y luego...

—¿Adán? —ríe por la nariz de forma burlona —Ese trozo de mierda no me pone celoso. No pondría celoso a nadie —asegura.

—Pues está buenísimo. Tiene un cuerpazo, es guapo y además es bueno e inteligente. Todo eso son cosas que tú jamás tendrás —me encojo de hombros —, sobretodo la inteligencia —meto la maleta en la parte trasera del coche y me monto, esta vez en la parte de atrás. Cuanto más lejos tenga a este imbécil, mejor.

Él se monta en la parte del conductor y mientras se pone el cinturón, habla:

—Prométeme que no vas a intentar buscar este sitio.

| COMPLETA ✔ |   Aunque tú no lo sepas © [ATNLS 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora