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Capítulo 27

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JADE

Kai está tirado en el suelo. Está rodeado de cristales y lleno de sangre. Busco alguna herida, pero no veo más que carne magullada en sus nudillos.

—Santo Dios... —abro mucho los ojos y tapo mi boca con ambas manos. No puedo creerlo. Toda la cabaña huele a tabaco y alcohol y hay botellas por todas partes.

—No, no, no —balbucea.

Tiene los ojos entrecerrados y está intentando enfocarme.

Lo mato, ¡menudo pedo lleva!

Tira una botella hacia mí y yo me aparto lo justo para que no me golpee.

—¿Qué coño haces? —inquiere Enzo detrás de mí —Vas a hacerle daño.

—¿Jade? —me llama horrorizado —¿Estás aquí?

—Sí...

"Venga, Jade, que no te tiemble la voz".

—¿Eres real?

—Soy real —asiento sin dejar de mirar el desastre que ha provocado a su alrededor.

—Jade... —se tapa la cara con las manos. Tiene el pelo mojado y está tiritando —Lo siento.

—¿Por qué haces esto? Enzo estaba muy preocupado por ti. Te ha estado llamando y...

—¿Y tú? —me interrupe —¿Estabas preocupada por mí? —me mira desde el suelo.

—He venido porque me lo ha pedido Enzo —no pienso darle la satisfacción de enterarse de que llevo hundida en la miseria desde que me fui de aquí.

—Sal de aquí —pide señalando la puerta con la botella que descansaba a su lado y acaba de coger.

Su cabeza se levanta y, por primera vez, veo su cara con claridad. Debe estar hartito de llorar, porque tiene los ojos hinchados. Si no me controlo, voy a ir a mecerlo como un niño pequeño y susurrarle que todo irá bien hasta que se quede dormido.

No puedo verlo así.

—¿Qué?

—Que te vayas. No soy bueno para ti. No quiero destrozar tu vida, no puedo permitirme hacerte eso —miro a Enzo intentando entender algo, pero él está saliendo de la cabaña.

—Estoy demasiado roto, tú misma lo has dicho. Nadie puede arreglarme. No quiero que te cortes intentando recomponerme.

—Tú no eres esto —susurro sentándome a su lado —. Me importas, Kai... Quiero que estés bien.