Capítulo 9

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Cierro la puerta del edificio tras de mí y empiezo a correr. No sé adónde voy a ir, lo único que sé es que necesito sudar para desahogarme. La lluvia golpea mi cara y mis músculos con fuerza y hasta con rabia. Mi cuerpo se relaja y se contrae a medida que empiezo a trotar y luego a correr cada vez más rápido.

Empiezo a dejar atrás los edificios de la villa y cuando me doy cuenta estoy metido en el bosque que rodea la ciudad. Inconscientemente me dirijo al lago donde pasaba la mayor parte del tiempo cuando era pequeño. Era mi refugio, podía pasar horas e incluso días dentro de la pequeña casa de madera que hay delante del lago. Allí vivía cuando era un niño. Es la única casa en el bosque y por eso me gustaba venir aquí. Nunca había nadie cerca y eso me gustaba. No sé por qué dejé de venir aquí, es tan relajante...

Erin me ayudó a construir esa casa cuando era un mocoso.

Estaba destrozada pero a mí no me importaba pasar aquí la mayor parte del tiempo, hasta que creo recordar que fue cuando tenía cinco años cuando me siguió un día para ver dónde pasaba tanto tiempo. Cuando descubrió que era aquí, me ayudó a restaurarla para que fuera un poco más decente.

Cuando estoy delante de la puerta, vacilo un poco. La abro con cuidado, hace años que no vengo, así que no sé lo que me voy a encontrar.

Nada más entrar el olor a madera húmeda invade mis fosas nasales. estos días ha estado lloviendo a cántaros igual que lo hace ahora, así que seguro que la casa está empapada por las goteras.

Cierro la puerta tras de mí y presiono el interruptor de la luz, pero no se enciende ninguna bombilla. Parece que nadie más ha entrado aquí desde que me fui por última vez. Todo sigue en su sitio. La pequeña mesa del comedor, el sillón de cuero, la chimenea...La cocina ha cogido polvo y una gotera que parece una cascada cae sobre el diminuto fregadero.

Sigo explorando la casa, y esta vez me dirijo a la habitación. Subo las escaleras que dirigen al piso de arriba, donde está además el baño.

Las sábanas están llenas de polvo y la cama está revuelta. Debí dejarla así el día que me fui, supongo que no pensé que no iba a volver en tanto tiempo. Hay tantas cosas que hacemos por última vez sin darnos cuenta...

El suelo está lleno de pequeños soldaditos y juguetes con los que me entretenía de niño.

El oso de mamá... veo el oso que mamá compró para mí antes de nacer. Es la única cosa que tuve de ella de pequeño y la guardaba como el tesoro que era hasta que empezó a darme igual todo.

El peluche reposa en un charco de agua y está tan empapado como lleno de mugre.

Sigo hacia el baño, donde el agua cae por el agujero de la ducha.

Recuerdo las veces que me bañé aquí de pequeño... el baño de la cabaña no tiene techo por la parte de la ducha, por lo que se ve el cielo. Ahora no se ve nada porque está oscuro y además llueve a mares, pero recuerdo haberme pasado horas en la ducha mirando a las estrellas...

| COMPLETA ✔ |   Aunque tú no lo sepas © [ATNLS 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora