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Capítulo 44

KAI

—¿Qué te ha dicho?

—Apenas hemos podido hablar. Pero estaba muy enfadada... —me dejo caer sobre el pequeño sofá que hay en la habitación —y con razón. Se alteró mucho cuando supo que nada había sido casualidad y aunque intenté explicarle que yo no lo sabía, que no entraba en mis planes buscarla... no entró en razón —niego con la cabeza.

—Todo irá bien... —esas palabras han estado sonando en mi cabeza desde ayer, pero ya no creo que vaya a ser así.

Se acerca al sofá y se sienta a mi lado abrazándome el cuello con sus brazos.

—Necesitamos un tiempo separados. Tal vez ella esté mejor sin mí y creo que es hora de comprobarlo. Si es así, me haré a un lado y la dejaré ser feliz.

—¿Qué? —su cara es un cuadro. Se suelta de mi cuello y hace una mueca incomprensible para luego negar de manera reiterada con la cabeza —No puedes hacer eso, Kai.

—Lo único que me importa ahora mismo es que sea feliz y si no está preparada para todo esto, tengo que aceptarlo. No voy a obligarla a estar conmigo porque sería egoísta y además yo no podría ser feliz si ella no lo es.

Main no dice nada. Sus cejas se levantan y su cara tiene una expresión indescriptible, entre pena y sorpresa.

—Me falta vida y a ella le sobra. Acabaría por consumirla.

—¿No vas siquiera a hablar con ella?

—Joder, claro. Hablaré con ella cuando despierte, pero la decisión está tomada.

—Santo Dios, piénsalo bien... —me pide mirándola.

Si lo pensara bien no me apartaría de ella y eso sería egoísta por mi parte. Por más que quiera verla despertar cada día, por más que quiera verla comer chocolate manchándose la ropa y la cara como una niña, aunque desee con todas mis fuerzas llevarla a ver el mundo entero y explicarle que no todo es como le han contado... tengo que dejarla ir porque solo así será feliz. No estoy preparado para amar.

Yo seré el hombre más desgraciado, infeliz y fracasado de la tierra, pero eso no importa siempre que ella sea feliz.

—Adán me ha dicho que te has enfadado porque ha venido a buscarla.

Tenso mi mandíbula.

—Tiene razón. Me he enfadado muchísimo.

Ahora ya no me importa Adán. Ni siquiera quiero pensar en él. Me parece un maldito trozo de mierda al que no hay que prestarle demasiada atención.

—Iban solo a una reunión de trabajo.

—¿Una reunión de trabajo? —mis cejas y mi frente se arrugan.

—Sí. Jade tenía una entrevista con el superior de Adán en el archivo para contratarla. El puesto ya era suyo aunque ella no lo sabía. Tenía muchas ganas de trabajar y me lo comentó y yo se lo dije a Adán, que en cuanto lo supo solo tuvo que explicarles quién es para que la contrataran. Iba a ser una sorpresa.