28| No escuches conversaciones ajenas...

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Cuando estas feliz por lo general el tiempo se te pasa volando, al menos eso era lo que Billy sentía y es que su vida no podía ir mejor. Tenía un grupo de amigos que lo apoyaban de manera increible y convertían sus días en algo especial, pero sin duda lo que más feliz le hacia era su relación con Jason; es que ni siquiera se lo creía aun, estaba saliendo con un chico y era lo mejor que le había pasado en la vida.

Jason Cooper era un novio maravilloso. Era cariñoso, divertido y Billy sabía que podía contar con el para lo que fuera. Era cierto que Jason aun no salía del clóset de manera pública, pero Billy era testigo de lo mucho que su querido capitán se esforzaba por dejar todos sus miedos atrás y eso significaba mucho para él, porque denotaba la seriedad con que Jason se tomaba la relación.

Pero quizá aquella burbuja de felicidad estaba a punto de explotar. Billy estaba tan distraido disfrutando de los aspectos buenos de su relación que se había olvidado de ciertas cosas que debió haber hablado con Jason, por ejemplo: su beca en Wake Forest o su intento de ingresar a la Universidad de Boston. Que iba a saber él que guardárselo para si mismo le acarrearía tantos dolores de cabeza...y corazón.

Aquel día había empezado de manera normal lo que significaba que había recibido una llamada de buenos días por parte de su novio. Eso había bastado para plasmar una sonrisa en su rostro y fue mejor aun cuando al salir de su casa para ir a la escuela se topó con que Jason lo esperaba recostado en su auto. Quizo lanzarse a sus brazos y besarlo con locura, pero sabía que probablemente sería incomodo para Jason, además no quería que su familia se enterara de esa manera y lanzarse sobre Jason frente a su casa era una buena oportunidad para que aquello fuera un desastre.

Billy estaba casí seguro de que sus padres aceptarían su relación con el castaño, pero al menos quería elegir el momento en que lo rebelaría. Lo que no sabía es que su madre ya estaba enterada...

Compartiendo una sonrisa complice, ambos chicos se subieron al auto y se dirigieron a la escuela entre besos y caricias inocentes. Al llegar se toparon con sus amigos, los cuales habían acogido muy bien a Jason, lo trataban como si llevaran años de amistad y eso tranquilizaba a Billy, saber que no debía dividir su tiempo entre los chicos y su chico.

Pero a medida que la mañana iba avanzando las cosas cambiaron y todo empezó cuando el vocero del comite de estudiantes irrumpió en el salón para pedir "prestado" a Jason. Estaban organizando el festival artistico y necesitaban que todos los chicos altos y fuertes de la escuela ayudaran a armar los Satands de los diferentes clubes. Billy estuvó tentado a hacer un berriche y negarse a soltar a Jason pero eso hubiera sido demasiado raro y por eso no le quedo más que verlo salir del salón.

El resto de la mañana fue sumamente aburrido y cuando sono la campana que anunciaba el inicio del almuerzo Billy prácticamente corrió por los pasillos en dirección al comedor esperando que su castaño estuviera ahí. Pero al traspasar las puertas y llegar hasta su mesa habitual, se topó con que Aron y Max también estaba de mal humor, pues Daemon y Scott también habían sido llamados por el comite estudiantil.

—Son una lata —Se quejó Aron dejando caer la cabeza contra la mesa— Quiero que me devuelvan a mi Scott, lo extraño.

—Y yo quiero a Mi Dae Dae — Lloriqueó Max.

—¿Y por qué no vamos por ellos?— propusó Billy — Es hora de almuerzo y no pueden obligarlos a que se queden ayudando cuando ni siquiera pertenecen a ningun club...

Sus dos amigos le dedicaron una mirada ceñuda una que decía: "¿acaso eres tonto?"

—Ya lo intentamos, pero los idiotas del comite nos hecharon diciendo que estorbabamos. —Billy no necesitaba preguntar para saber que en su mente Aron estaba ideando mil formas de asesinar a los miembros del comite.

La suerte del capitán (Suerte #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora