37| Nuestra noche

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Jason estaba muy emocionado y mientras caminaba por la calle se lamentaba ya no poder contar con el auto para recoger a Billy para ir juntos al baile. En realidad solo tenía poco más de un día de haber dejado la casa en la que había vivido toda su vida y con aquella casa se habían quedado todas las comodidades a las que estaba acostumbrado...aun así Jason seguia sintiendo que irse de aquel lugar fue la mejor decisión que pudo haber tomado.

Su nuevo apartamento estaba casí en el centro de la ciudad, lo que lo dejaba alejado de la casa de Billy. Debía viajar alrededor de medía hora en autobus, una cosa más a la que debía acostumbrarse, al menos un par de meses antes de irse a Boston y tener que adaptarse a otra ciudad y a otro estilo de vida.

Siguio caminando mientras su mente rememoraba lo que había sucedido por la mañana. Su salida pública del closet aun lo tenía un poco aturdido, pero ya no le causaba miedo, era más como expectación, ansias por ver la manera en que au vida cambiaria a partir de aquel suceso.

Luego recordo lo bien que se había sentido tener a Billy de nuevo entre sus brazos, poder besarlo y decirle cuanto lo quería. Joder, se sentía como haber vuelto a la vida después de haber pasado por el infierno. Volver a sentirse completo gracias a Billy era algo que no cambiaria por nada.

También recordo el almuerzo que había tenido con sus suegros y con su madre, por supuesto en compañia de Billy  y la pequeña Sophie. Fue un momento agradable y lo mejor de todo fue que después pudo estar a solas con Billy, lo que les dio la oportunidad de hablar y aclarar toda la situación; y como Daemon le había dicho, aquella noche de la ruptura ambos dijeron cosas que no sentían, uno asustado por haber sido descubierto y el otro sintiendose demasiado inseguro como para poder pensar con claridad. También hablaron del futuro y de que ambos estaban dispuestos a dar todo de si para que cuando tomaran rumbos distintos, su relación no se deteriorara y se mantuviera fuerte y constante.

Y por último estaba la parte en la que Jason le conto los pormenores de su discusión con Joseph y luego lo llevó hasta el pequeño apartamento que compartiria con su madre y el pequeño Amadeus. Y hablando del minino, fue realmente tierno ver el reencuetro de Billy con su peludo hijo. El rubio abrazándolo y diciéndolo cuanto lo extrañaba y el gato maullando como si el le dijera que también lo hecho de menos y por supuesto que Jason había grabado aquel emotivo momento.

Si, su vida había cambiado a causa de Billy y le agradecia por eso, porque ahora tenía sentido, era mejor.

Jason subio los escalones que daban al porche de la casa del rubio y toco el timbre. Estaba ansioso por verlo y darle un beso. Ahora que lo tenía de vuelta, solo quería tenerlo a su lado todo el día.

La puerta se abrió y Billy aparecio al otro lado y se veia simplemente espectacular. Llevaba puestos unos jeans negros bastante ajustados, y una camisa blanca con pequeños puntitos negros y sobre esta un chaleco sastre negro que se pegaba deliciosamente a su torso. No era demasiado formal, pero si lo hacia lucir elegante.

—Miau— dijo Billy dándole un lento repaso a Jason. —¿Puedo ayudarlo en algo, caballero?

Jason sonrió de medio lado dispuesto a seguirle el juego a su chico.

—claro, tal vez usted pueda decirle a mi novio que he venido a buscarlo para ir al baile.

—¿Su novio? —Billy fingió pesar. —Es una lastima que ested usted comprometido, de lo contrario quiza podriamos divertirnos un rato.

—Lo siento, pero amo a mi novio y jamás podría estar con alguien que no fuera él. —Afirmó con seguridad.

—Ven aquí—Billy lo tomó de la mano y tiró de él hasta que sus pechos colisionaron juntos y poco tiempo después sus bocas se encontraban para compartir un beso cargado de sentimientos. —Eres tan dulce —Billy se separo ligeramente respirando de manera agitada. —Es una suerte que seas mio.

La suerte del capitán (Suerte #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora