Capítulo 5: Perspectiva - Parte 01

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Abrir mis ojos y mover mi cuerpo era todo un esfuerzo. Me sentía perezosa y adormecida, y había un calor sofocante en mi pecho que me dificultaba el respirar. Para cuando por fin logré despertarme, mis pensamientos estaban enredados y eran confusos. Ni si quiera era capaz de reconocer el sitio en el que me encontraba.


¿Dónde estoy...?


— Estás viva —dijo una voz. Sobresaltada, giré mi cabeza justo a tiempo de ver a Varg levantarse de una silla que había colocada junto a mi cama. Porque sí, por lo que parecía, había despertado en mi habitación del palacio.


No entiendo qué hace aquí. ¿Acaso ha estado sentado y observándome dormir? Y... ya no lleva puesta su máscara.


— ¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté, todavía sin incorporarme. Se me hacía tan extraño ver la cara de Fritz sabiendo que no se trataba de él. Eran sus mismos rasgos, su misma tez morena, sus mismos ojos dorados... pero a la vez, no era él. La ropa, el pelo negro e incluso el sonido de su voz eran diferentes al de Fritz.


— Has estado inconsciente toda una semana, princesa —dijo Varg.


— ¿Una semana? —se pudo percibir a la perfección la nota de incredulidad en mi voz. No creía lo que Varg me había dicho, se me antojaba del todo imposible.


— Creo que sé perfectamente cuánto tiempo has estado jugando a ser la Bella Durmiente. Después de todo, he estado aquí durante todo el... —al darse cuenta de lo que estaba diciendo, Varg carraspeó con rapidez y volvió a descender sus ojos hacia los míos. Su rostro mostraba una expresión exasperada— ¿Recuerdas si quiera lo que sucedió?


Dejé a un lado el inquietante detalle de que Varg había estado en mi dormitorio durante toda la semana, para centrarme en su última pregunta. No me había parado a intentar recordar nada, puesto que nada más despertarme la presencia del chico me había distraído, pero ahora que hacía un esfuerzo real por intentarlo, todos los recuerdos fluyeron de repente en un torrente imparable de imágenes por mi cabeza. Eran simples fragmentos de lo que aconteció el día en el que me quedé inconsciente, pero juntos crearon una sola imagen.


Sir Mythros... en una habitación... Las doce campanadas del reloj... mi decimoctavo cumpleaños... El Tenebrarum... y...


— ¡Madre! —nada más recordarla inmersa en ese cristal, me incorporé automáticamente hasta acabar sentada en mi cama. Lo hice tan deprisa que solo conseguí sucumbir a una oleada de nauseas y mareo que por poco me hizo caer de nuevo hacia atrás. Para mi gran sorpresa, Varg se aproximó hacia mí y me sujetó uno de mis hombros para mantenerme estable. Su agarre era firme, pero gentil. Al ver que le observaba con ojos como platos, el chico de pelo negro me sonrió.


— Despacio, princesa. Todavía no estás lista para pelear conmigo.


— ¿Qué hora es? —le pregunté, sin molestarme si quiera en apartar su mano de mi hombro.


— Ya casi amanece —me respondió él, mirando hacia la ventana para cerciorarse. Las cortinas estaban descorridas y desde mi posición pude mirar hacia el cristal. El ventanal mostraba un cielo de un azul oscuro, casi sin estrellas, el cual iba tornándose rosado por el extremo y más luminoso a cada segundo que pasaba. Mis ojos se desviaron hacia Varg de nuevo, con una duda recorriendo mi mente.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de FritzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora