Capítulo 5: Perspectiva - Parte 02

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— Princesa, no podemos... —empezó a decir un caballero, pero le interrumpí de inmediato.


— ¡Soy la futura reina de Angielle! —le recordé, fulminándole con la mirada.


— ...Y ese es el motivo por el que no le podemos permitir abandonar el palacio por su cuenta, alteza —dijo el otro soldado.


Acababa de salir del palacio tras mi conversación con Mythros, y había decidido salir a darme un paseo por el reino. Estar encerrada entre esas paredes me hacía sentirme con claustrofobia. Me había acostumbrado en estos meses a mis escapadas esporádicas, y quería echar un vistazo por la ciudad. Pero claro, los guardias reales no querían cooperar en esto.


Es curioso pensar que hace tan solo unos meses estos mismos hombres hicieron todo lo posible por mantenerme fuera del palacio...


— Alteza, necesita una escolta si quieres salir —me dijo el primer guardia, sacándome de mis casillas con su comentario.


— Puedo cuidar de mí misma —repuse, sintiendo cómo mi enfado y mi indignación iban en aumento.


— Vuelves a ser una molestia, por lo que veo —Varg habló no muy lejos de mí. El chico venía por uno de los senderos de los jardines, con su máscara colocada sobre su rostro y sujetando su fiel bastón. Ahora que ya sabía qué maldición sufría, me percaté de que el mango de su bastón no tenía forma de una cabeza de perro, sino de lobo. Y en cierta manera, podía reconocer al depredador hambriento en su forma de moverse y de observarme.


— ¡Sir! —los caballeros le miraron entre sorprendidos y asustados, y no tardaron en hacer una reverencia formal.


¿Acaso saben quién es? Creía que la presencia de Varg era un secreto.


Después de devolverles el saludo a los caballeros, Varg se giró para mirarme con una sonrisilla bailando en sus labios.


— Bueno, ¿qué está pasando aquí? —preguntó el enmascarado. Al ver que yo no respondía, se giró hacia uno de los guardias, que no tardó en hacerlo por mí.


— La princesa desea abandonar el palacio para visitar la ciudad.


— ¿Ah, sí? —preguntó Varg sarcásticamente, girándose para mirarme. Podía sentir sus ojos fijos en mi rostro, pero me negué a devolverle la mirada— Está bien, la acompañaré.


— Pero la reina ha dicho... —las palabras que fuese a decir el segundo soldado murieron en su garganta en cuanto Varg se giró para mirarle. Sus ojos mostraban impaciencia, y eso fue más que suficiente para coaccionar al soldado a que permaneciese en silencio.


— Abrid las puertas —les ordenó Varg. Los dos hombres se miraron entre sí, y con actitud derrotada accedieron a su petición. Las puertas chirriaron cuando tiraron de ellas, permaneciendo abiertas por fin frente a mí. Avancé deprisa hacia la salida, pensando que si me iba lo bastante rápido, tal vez podría quitarme de encima a Varg. No obstante, había olvidado que él era un magnifico rastreador y que era tan veloz como una bala.— Entonces, ¿por qué estamos aquí? —a pesar de que hice todo lo posible para darle esquinazo, Varg continuaba irritantemente cerca de mí. Me era imposible librarme de él— Princesa —Varg se inclinó hacia delante y atrapó con sus dedos mi muñeca, tirando de mí para detenerme y conducirme a un sombrío callejón. Mi irritación afloró de inmediato, y cuando posé mi mirada en él le fulminé con mis ojos. A pesar de eso, Varg no me soltó— ¿Qué estamos haciendo en la ciudad? Por mucho que no me guste coincidir con esos estúpidos soldados, realmente no deberías estar vagando por las calles.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de FritzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora