Capítulo 3: Revelaciones - Parte 02

235 13 16
                                    


Tras esa enigmática conversación con Sir Mythros regresé a la Marchen, con cientos de pensamientos oscuros arremolinándose en mi cabeza. Las luces continuaban encendidas, y a la primera persona que me encontré nada más cruzar el umbral de la puerta trasera, fue Delora. La bruja se giró nada más oírme entrar, observándome tanto con alivio como con preocupación a partes iguales.


— ¡Aquí estás! Estábamos preocupados por ti.


Incapaz de mirarla a los ojos, descendí mi mirada hacia el suelo. Sabía lo que debía hacer para descubrir si Sir Mythros tenía o no razón, pero aun así me costaba si quiera plantear las preguntas en mi cabeza antes de poder decirlas en alto.


Todo lo que he hecho en estos meses es intentar obtener respuestas de Delora. ¿Por qué siento que esta vez me es más difícil preguntarle? Casi preferiría no hacerlo.


— Lucette, ¿estás bien? —la bruja se acercó a mí, analizándome con mirada ansiosa.


— ¿Dónde está Parfait? —le pregunté. Si al final iba a hacer esto, quería que el hada también estuviera presente.


— Rumpel y Waltz le están echando un vistazo ahora mismo, y los otros hace rato que duermen—me explicó ella. Su gesto preocupado cambió a uno que mostraba curiosidad— ¿Ocurre algo?


Yo no le respondí de inmediato. Sentía las palmas de mis manos sudorosas y mi corazón acelerado, en anticipación a lo que ocurriría tarde o temprano en esa sala.


¿Qué es lo que debo decir? ¿Cómo puedo si quiere preguntarle algo semejante?


— ¿Sabías...? —mi garganta se cerró durante un momento, por lo que carraspeé y me esforcé en volver a plantear mi pregunta— ¿Sabías qué me pasaría después de maldecirme? ¿Pretendías que yo sufriera?


— Lucette, eso es... —pero Delora no continuó hablando. Parecía haberse quedado sin palabras, silencio que paradójicamente respondía mejor que cualquier excusa que ella pudiera ofrecerme.


¿Lo... sabía? ¿Estaría Sir Mythros en lo cierto?


La ira resurgió en mi interior, dándome fuerzas para continuar con mi interrogatorio. Sentí cómo mi mirada se endurecía, a la par que un torrente de palabras abandonaban mis labios antes si quiera de pensar en lo que decía.


— ¿Sabías cómo me sentiría durmiendo en las calles, congelada, sin zapatos, sin comida, sin saber si alguna vez tendría de nuevo un techo sobre mi cabeza? ¿Te imaginas si quiera lo que sufrí al comprobar que cuando mi propio padre me miraba no era capaz de reconocer a su hija? —avancé lentamente hacia Delora a la par que ella se encogía en el sitio, mirando a cualquier otra parte menos a mí— Tú supiste lo que iba a pasar y aun así me hechizaste. ¿Y te consideras a ti misma "buena"?


— Princesa... —Delora intentó hablar, pero no se lo permití.


— ¿Cómo pudiste hacerlo? —le grité, furiosa.


— Lucette, tenía mis razones —dijo la bruja, cruzándose de brazos y mirándome por fin a la cara— Razones de suma importancia.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de FritzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora