Esa mañana había salido con Waltz por la ciudad. Parfait necesitaba suplementos para sus pociones, y tanto si quería como si no, éramos los únicos disponibles en la Marchen para hacer este recado por ella. Así pues, no había quedado otra que dejar a la señora escoba en la taberna y partir con Waltz hacia la botica de la ciudad. Si bien yo no sabía dónde se encontraba el establecimiento, el joven niño se sabía la ciudad como la palma de su mano y me fue guiando por las calles de Angielle. Conforme más avanzábamos, más gente nos íbamos cruzando en nuestro camino, y cada vez que pasaba al lado de ellos no podía evitar sentir cómo mis músculos se tensaban y cómo mi respiración se entrecortaba.
No sé por qué, pero me siento nerviosa.
— No te preocupes, princesa. No dejaré que nada malo te pase —me dijo Waltz, quien se había percatado de mi actitud. Su mirada era comprensiva, y tenía una pequeña sonrisa en sus labios— Aunque ya sabes... Si Lady Parfait no hubiera pedido tantos productos, realmente no tendrías ni por qué estar aquí conmigo.
Sí, era bastante consciente de ese detalle. Dudaba que las bolsas que nos fuesen a dar pesasen demasiado para Waltz, pero teniendo en cuenta que era un niño no me había quedado otra que ir con él para echarle una mano, en caso de que lo necesitase.
— Sigo sin entender por qué tiene que conseguirlo todo hoy —comenté, irritada con la bonachona hada de rosados cabellos— Estoy segura de que puede recoger mañana el resto de productos.
Si ella fuese más paciente, no habría sido necesario que saliese hoy para una tarea tan molesta.
— Lady Parfait ha estado recibiendo muchos pedidos últimamente —dijo Waltz, algo pensativo— Parece que necesita mantenerse al día con la demanda.
Le dediqué una mirada molesta al niño, sintiéndome irritada. No quería que me justificase las acciones de Parfait. Es más, cuanto más hablaba de ella más aumentaba mi enfado.
— Terminemos rápido con esto —le pedí, apretando el paso para llegar antes a nuestro destino.
— Por supuesto —coincidió Waltz, dedicándome una gran sonrisa.
Los dos continuamos caminando durante un rato sin decir nada más. Waltz procuraba que no me despistase entre la gente, ni tampoco ir demasiado rápido para evitar dejarme atrás. Pasamos por delante de muchas tabernas, cafeterías y tiendas de toda clase, hasta que al final mis ojos se posaron en el escaparate de una de ellas. Por lo que se podía ver al otro lado, imaginaba que esa tienda era el sitio al que debíamos ir.
Waltz y yo cruzamos la puerta y la campanilla tintineó, indicando a la vendedora que había tras el mostrador que tenía clientes a los que atender. Detrás de la mujer había un mueble con frascos de distintos tamaños y contenidos de toda clase, y por las paredes del local se veían estantes con libros, ingredientes de cocina, y algún que otro recipiente vacío. Al fondo a la derecha, había un atril con un ajado libro abierto de par en par. Probablemente un libro sobre plantas medicinales, o eso supuse.
La chica volteó su rostro hacia nosotros. Su pelo era de color marrón oscuro y lo llevaba corto sobre los hombros, y llevaba puesto un vestido azul marino de manga larga, con el cuello y la pechera de color blanco. No obstante no fue eso lo que captó mi atención, sino el hecho de que ya la conocía.
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~Cinderella Phenomenon~ Ruta de Fritz
RomanceCinderella Phenomenon es un juego otome diseñado por la empresa Dicesuki, el cual se puede descargar gratis en Steam. En este relato narro los acontecimientos que ocurren en la ruta de este personaje, Fritz, en base a las decisiones correctas que se...