Capítulo 4: Resurrección - Parte 01

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— ¡Cuéntame la historia de nuevo! —le supliqué a Madre. Estaba sentada en una silla, en mi dormitorio, y la reina me peinaba los cabellos rojizos con sus dedos y un cepillo.


— ¿No te cansas nunca de esa historia, amor? —me preguntó ella.


— ¡Por favor! —le imploré, sonriéndole a su reflejo. El espejo que tenía ante mí me reflejaba tanto a mí como a mi madre, por lo que pude ver el brillo de diversión que adquirían sus ojos.


— Bueno, ya que me lo has pedido tan amablemente... —la reina carraspeó— Erase una vez, había una reina que tenía una hija...


— ¡A la que quería mucho! —la interrumpí.


— ...A la que quería mucho —repitió ella, mostrándose paciente conmigo— Pero el reino que ella gobernaba era un lugar cruel y malicioso. Las personas eran embusteras y ladrones, y aquel lugar era terriblemente peligroso. La reina sabía que el reino jamás sería seguro para su amada hija si no trabajaba para cambiarlo, así que trabajó día y noche...


— ¡Con magia! —volví a interrumpirla. El cepillo que Madre deslizaba por mis cabellos se detuvo un momento.


— Cielo, calla —me pidió con gentileza— ...Así que la reina trabajó día y noche, y usó sus poderes para robarles la energía a esas personas malvadas, para que así ellos no pudieran timar, ni robar, ni mentir. Entonces la reina se aseguró de que esa energía permanecería con ella y con su amada hija, para que nada pudiera lastimarlas de nuevo nunca más. Y la reina y su hija vivieron...


— Felices para siempre —dije yo, incapaz de contenerme, mientras sonreía de oreja a oreja.



***



El tiempo había pasado tan rápido que para cuando quise darme cuenta, quedaban dos días para mi decimoctavo cumpleaños. Había estado viviendo en el palacio durante los últimos meses y a pesar de que mi vida allí dentro no era la que esperaba, tampoco era lo bastante diferente como para hacerme sentir incómoda. Solía permanecer en mi propio dormitorio y me servían la misma comida que al resto de ocupantes del palacio, solo que ahora no se esperaba que compartiese mis almuerzos con el rey y su familia. Era extraño que nadie me preguntase quién era yo, ni si quiera el rey, pero eso no importaba. Lo que era importante era que estaba de vuelta en el palacio. Solo un brujo como Sir Mythros podría haber orquestado todo esto.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de FritzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora