Capitulo 23 •••Eres tu•••

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Hace una semana que regrese a CDMX y siendo sincera me ha costado adaptarme, no solo porque sea nueva si no porque mis papás no me dejan salir ¿quien lo diría? Una chica de 21 años aún viviendo con sus padres y dependiendo de ellos totalmente.

En esta semana solo he hablado con Jan Carló es un chico muy dulce, aunque solo hemos hablado por facebook me agrada y ha sido muy amable.
Cada mañana el me despierta con al menos un mensaje de buenos días y en la noche siempre me marca para saber que tal estuvo mi día.

Mi mamá sigue igual de sobre protectora, lo único bueno de todo esto es que el doctor dijo que ya puedo empezar a comer otras cosas al menos cosas que tenga grasa, eso fue lo único que me prohibió, lo que quiere decir que sigo sin poder comer mi hamburguesa.
Mi papá al menos aún tiene trabajo aquí y de parte de el toda se encuentra excelente.

—¡Mamá!— Grité desde la sala para saber dónde estaba.

— Estoy en mi cuarto— me dijo de igual manera.

— ¿sera que puedo salir un rato?— le pregunté mientras la abrazaba, eso siempre funcionaba como soborno para conseguir la que quería.  

— Mi amor, ya lo hemos hablado— me dijo mientras acariciaba mi mejilla. 

— Ya lo se, pero no puedo estar encerrada todo el tiempo— le dije triste. Ahora entendía a los pájaros enjaulados, sólo buscaban la primera oportunidad para salir volando lo más rápido que pudiesen.

— Como quisiera ser como las demás chicas de mi edad, que salen a divertirse —mire por la ventana desde aquí no podía ver muchos el paisaje, solo el cielo y unas cuantas nubes en el, siempre quise tocar el cielo desde pequeña, pero al crecer me di cuenta que eso era casi imposible.

— Ellas pueden salir a fiestas, pueden comer lo que se les antoje, tener novio  un cabello hermoso— Mi madre me veía sentada en su cama. Ella jamás había demostrado su cariño hacia mi, al menos no desde que nos fuimos de ese país, aunque tampoco se si lo era cuando estábamos aquí.

— Tu no eres como ellas, mi amor, tu no eres normal— Me dijo. Pero siendo sincera me dolia mucho el que me hablara asi, no se daba cuenta de cual hirientes podrían ser.   

— Tienes razón, no lo soy— le dije, salí de inmediato.

De mi vida antes de irnos a Canada no recuerdo mucho, bueno en realidad nada. Solo recuerdo a Mario y ni siquiera se como era, solo se que era un niño que fue especial para mi, no recuerdo su apellido, no recuerdo nada que no sea su nombre, Mario.

Salí de mi casa, no conocía mucho y solo había un lugar conocido para mi, la casa de Jan.

Camine hasta su casa, al llegar toque el timbre pero nadie me abria, asi que me quede sentada en la entrada, mientras esperaba a que Jan o su madre llegaran me quede viendo la casa de junto, algo tenía que me resultaba familiar y me aseguraría de averiguar que era,al fin tengo mucho tiempo libre.

Jan Carlo no llegaba, asi que decidi volver a casa, al menos no regresaría triste.

 — ¡Ya llegue!— Grite desde la entrada, pero para mi sorpresa no había nadie, al menos no tendría que dar explicaciones de donde estuve. Me dejé caer en mi cama pero como siempre alguien llegó a interrumpir mi grandioso descanso. 

 —  Hola, nena— me dijo mi hermano Alex.

— Hola garrapata— le devolví e saludo.

— se me olvida que eres muy cariñosa.

— Si como sea, ahora ¿a qué debo tu hermosa presencia?— le dije mientras intentaba dormir, no he descansado bien asi que queria dormir por unas horas.

— ¿Acaso no puedo solo venir a ver a mi hermana favorita?— dijo mientras me abrazaba.

— ¿Quieres que cuide a Martín y Bianca Verdad? —le pregunté fastidiada.  

—  Si no es mucha molestia, pues si— Dijo tratando de ser inocente —Ademas solo los tienes que llevar a sus clases extracurriculares. 

—  Esta bien, pero que conste que solo lo hago por mis angelitos— le dije a lo que el respondio solo asintiendo con la cabeza—Y ademas—¿no pensarian que no le pediría algo a cambio?—Quiero que me digas ¿quién era Mario? y el ¿por qué significa tanto para mi?

No se que le pasaba a Alex, pero de pronto su piel era pálida, no era para tanto lo que había pedido.

― Esta bien, pero cuidalos bien  ____―  Le advirtio Alex a ___― Ahora, Martin tiene practica de Danza Folklorica a las 3:30 p.m y Bianca tiene clase de ballet a las 3:00 así que si te vas a las 2:30p.m llegarías a tiempo.

― Si, si papá se lo que debo hacer, ya no tengo 13 años .

― Pero aun asi eres menor y no sabes las cosas que yo se― me dijo, pero cuando pronuncio lo ultimo parecía como si algo lo atormentaba, como si cargara con culpa.

― ¿Te encuentras bien?―   le pregunte alarmada.

― Si, ahora debo irme― me dijo mientras se despedía, lo vi salir y era ahora de preparar a mis sobrinos para su clase.

Una vez que estuvieron listos tome sus mochilas y las llaves de la casa. Caminamos hasta la parada de autobuses, y fue ahí donde reaccione, no sabia donde estaba sus escuelas y mucho menos que autobus tomar.

― ¿alguno sabe que autobus tomar?― le pregunte a mis sobrinos ya que claramente olvide preguntarle a Alex.

― Si tia, maama siempre toma uno azul con blanco y dice ruta 66 ―me respondió Martín.

El autobús llegó en menos de 15 minutos y enseguida lo abordamos, era nueva en esta ciudad y se veía que era muy grande, ahora solo había un diminuto problema, no sabía dónde bajar. Por suerte una señora que llevaba a su nieto al mismo lugar que a mis sobrinos, durante el transcurso del viaje pude platicar con la señora Martha y en todo momento se comportó muy amable.

Al fin habíamos llegado, pero para mi mala suerte ya íbamos tarde a la clase de ballet de Bianca, los tome a ambos de la mano y corrí junto a ellos, la maestra ya había empezado y creo que se había enojado por como me miro, pero de pronto cambió su rostro y me sonrió.

 ― No puede ser― exclamó con alegría ― Eres tu, al fin volviste.



Sin tu amor -Mario Bautista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora