♥19♥

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Desperté con un inmenso dolor de cabeza, el sol entraba por la ventana haciendo contacto con mi rostro.

Suspiré y me levanté, de nuevo, no estaba en mi habitación.

Miré a mi izquierda, se encontraba una chica de piel morena y el cabello revuelto, dormida.

Me comnecé a vestir, cogí mi móvil y pretendía largarme de allí.

-Mh... ¿Jungkookie?- La observé al oirla.

-Ya me voy- La chica se revolvió entre sus sábanas y frunció el ceño.

-¿Por qué no te quedas a desayunar?- Ahí estaba otra vez. No, gracias.

-No, me voy ya.- La chica de la cual desconocía el nombre tomó mi mano.

-Pero dame tu número o algo...- Di una carcajada seca y la miré con un aire de ironía.

-Solo fue sexo, no hagas como si ahora fuera tu maldito príncipe, no lo soy, fue divertido, nada más. Adiós.- Me solté de su agarre y pegué un portazo saliendo de allí.

-¡Eres un cerdo!- Escuché que gritó, sonreí y salí de aquel edificio.

Caminé por aquellas calles desconocidas, hasta que llegué a una cafetería que reconocí.

Mi madre me traía de pequeño aquí.

Ingresé y pedí un batido de vainilla, tal como en los viejos tiempos.

Recuerdo muchas cosas de este lugar, como por ejemplo, cuando mi madre me contaba cómo se sintió al verme nacer, o cuando pasábamos tardes de madre e hijo... Era simplemente perfecto.

Desgraciadamente, ya no podía vivir momentos así con ella, todo gracias al maldito cáncer que se la llevó hace 6 años.

También recuerdo pasármelo en grande con un niño, algo raro, pero amable.

¿Nunca se habían preguntado qué pasa con los niños que conocías de pequeño en algún lugar y se conviertían en tu mejor amigo por un día?

Ese era él, aquel castaño revoltoso.

¿Kyun? No recuerdo si se llamaba exactamente así, pero me sonaba.

Nos pasamos el día jugando con sus cochecitos de juguete.

Nuestras madres se llevaron bien y se tomaron un café juntas.

Cuando ellos se iban, Kyun me dijo: "Ojalá y nos veamos otro día, Kookie"

No nos volvimos a encontrar.

Tampoco es que me importe, solo es un bonito recuerdo de la infancia.

Pero deseo que esté bien.

Miré el amarillo batido y lo removí con la pajita.

Algo característico de este lugar es que siempre me hacía pensar.

Y eso me llevó a preguntarme qué será de Tae ahora.

Hace 5 meses que no nos hablamos, ni nos vemos.

Joder, lo echaba de menos... Claro que lo echaba de menos...

Pero esa sensación extraña no desaparecía de mi interior.

Él era un simple robot, no tenía sentimientos.

Fue mentira todo...

Oh, espera.

Sí que siente.

Tae tenía corazón, y otros órganos.

Habían matado a un niño para hacerlo... ¿Cómo puede vivir sabiendo eso?

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