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Después de seguir bailando por un largo rato, Timothée me indicó que era hora de seguir con nuestro paseo, por lo que posterior a que se despidiera de los demás chicos salimos del edificio y nos dirigimos a su auto

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Después de seguir bailando por un largo rato, Timothée me indicó que era hora de seguir con nuestro paseo, por lo que posterior a que se despidiera de los demás chicos salimos del edificio y nos dirigimos a su auto. Ambos íbamos riendo y conversando de temas triviales.

—Joder, no pensé que bailarás tan bien y mucho menos pensé que tendrías tanta energía como para bailar por tanto tiempo.—Dijo riendo mientras subía al auto.
—Bueno, hay muchas cosas que aún no sabes de mi.—Dije recitando sus mismas palabras.
—Entonces espero poder seguir descubriendo más de ti.—Me miro de reojo con una sonrisa y arranco el auto. Sonreí y me concentré en apreciar el camino, las noches en California eran toda una belleza digna de admirar.

Por un momento pensé en que hace tiempo que no me sentía de esta forma, libre; y era reconfortante volver a sentirlo, a dejar atrás las presiones tan solo por un rato, es difícil vivir en una sociedad que te exige tanto, que te exige seguir el molde que ellos mismos crean.

Los gritos de Timothée me sacaron de mi burbuja de pensamientos, volteé a verlo y estaba gritando la letra de Westside de The Kooks. Esa era mi banda favorita así que sin pensarlo mucho comencé a cantar con el, de vez en cuando parábamos para reír y después continuábamos. Quiero mencionar que el chico de rizos azabache que estaba a mi lado no era muy bueno en esto de cantar, pero era divertido verlo intentarlo. Paro el auto y pude darme cuenta de que estábamos en la playa, bajamos y caminamos en silencio por la orilla del mar mojando nuestros pies, el sonido de las olas como fondo era lo único que se escuchaba.

—Estoy agotado.
—¿Uh? —Voltée mi rostro hacia el.
—Estoy agotado de fingir que todo está bien, que no me está llevando la marea. —Dijo el chico de ojos esmeraldas con la mirada puesta en el cielo.
—¿Que te hace pensar que tienes que fingir? No esta mal sentirlo, ser vulnerable de vez en cuando. —Dije en voz baja, el volteo hacia mi.
—Es complicado. —Dijo casi en un susurro.
—Bueno, pues, no dejaré que la marea emocional te lleve.—Dije de forma sincera.

Nos tiramos en la arena y no dijimos nada por un rato, hasta que Timothée habló.

—Sabina.
—¿Uhm?
—¿Tienes cosquillas?—Dijo el.
—¿Qu...?—No alcance a terminar porque el ya estaba sobre mi haciéndome cosquillas mientras yo me retorcía bajo el y reía.
—Bueno, creo que definitivamente si tienes.—Dijo divertido.
—E-espera, espe-era.—Dije tratando de controlar mi respiración. Aproveche la distracción de Timothée para abalanzarme contra el y hacerle cosquillas. Termine sentada arriba de el concentrada en mi misión de hacerle cosquillas, el reía y se retorcía.
—Para para, me rindo.—Dijo aún riendo levemente y con la respiración agitada.
Hasta este momento pude analizar nuestra posición y lo raro que era esto, el tenía sus manos en mi cadera, mientras que yo estaba sentada sobre el con mis manos descansando en su pecho, que subía y bajaba.

—Bien...yo uhm me quitaré de aquí.—Dije mientras procedía a levantarme, pero el aún tirado en la arena jalo de mi muñeca provocando que cayera de nuevo sobre el. Solté un jadeo por el movimiento brusco.
—No lo creo, aquí estás muy bien.—Exclamo el con una sonrisa traviesa. Voy a hiperventilar, alguien quítele esa tonta sonrisa que me ponía los nervios de punta. Me removí incomoda ante la situación. Mala idea. Un pequeño gemido salió de la boca de Timothée.
—No creo que sea muy conveniente que te muevas tanto considerando el lugar en donde estás sentada.—Dijo con los ojos cerrados y la voz ronca, sentí el calor subir por mis mejillas.

Ivy ; TCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora