d i e z

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Era miércoles por la mañana, y yo me sentía más muerta que nada, iba de camino al instituto pero mis ojos se mantenían a duras penas abiertos debido al cansancio, créame que dormir 2 horas y media no era nada bueno, llegar a las 4:00 de la mañana ...

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Era miércoles por la mañana, y yo me sentía más muerta que nada, iba de camino al instituto pero mis ojos se mantenían a duras penas abiertos debido al cansancio, créame que dormir 2 horas y media no era nada bueno, llegar a las 4:00 de la mañana ayer, no había sido una idea muy inteligente.

Al llegar a la escuela fui por un café a la cafetería, mi cuerpo necesitaba cafeína de forma urgente. Pedí mi café y esperaba por el, recorrí con mi mirada la cafetería en busca del chico de rizos azabache y claro que lo encontré, estaba en una de las bancas con una chica rubia arriba de sus piernas, se estaban besando muy fogosamente. Rodé los ojos y seguí esperando mi café. No me sorprenderá si algún día de estos Timothée llegará con herpes en la boca por compartir saliva con tantas personas. Pero en fin, yo no soy nadie para juzgar sus decisiones sobre dónde mete la lengua.

Por fin el chico de la cafetería me dio mi café, lo pague y decidí ir hacia mi salón de una vez, aún faltaba media hora para que mi clase empezará pero realmente quería un lugar silencioso.

Iba caminando hacia mi salón hasta que alguien choco conmigo, levante la mirada y me encontré con un chico de ojos azules con lunares esparcidos por su rostro. Lo reconocí como uno de los chicos que estaban en el equipo de americano.

—Uh, ¿hola? digo, perdón por eso.—El bajo su mirada a su sudadera y también lo hice yo, tenía una gran mancha de algún líquido que seguramente se derramó sobre el cuando chocamos.—Y lo siento por eso también, te pagaré la tintorería de la sudadera.—Pase un mechón de cabello por detrás de mi oreja mientras hacía una mueca y finalmente lo mire a él de nuevo.

El soltó una risa leve y negó con la cabeza.—No hay problema con eso, era una sudadera bastante vieja de todos modos, así que no te preocupes...—Se detuvo esperando a que le dijera mi nombre, con una mirada divertida.
—Sabina, Sabina Crum.—Mordí el interior de mi mejilla.
—Yo soy Edward, un gusto. —Me sonrió y procedió a quitarse la sudadera, al quitársela la camisa que traía abajo de ella se subió un levemente por lo que dejo a la vista un poco de su abdomen, mi mirada no pudo evitar caer ahí. Ese era un buen abdomen. Subí mi mirada de nuevo. —Aunque tal vez deberías compensarme lo de la sudadera yendo conmigo por un café.—Sonrío levemente mientras me veía muy fijamente. Diablos, esa era una muy bonita sonrisa.
—Tal vez debería. —Relamí mi labio y sonreí un poco.
—Bien, te veo pronto entonces, Sabina. —Beso mi mejilla como despedida y se fue. Me quede unos segundos embobada.

—Vaya, esa fue una escena muy romántica.—Salí de mi trance, me giré y ahi estaba Timothée recargado en un casillero mientras me miraba con sorna. Rodé los ojos y me giré de nuevo para caminar hacia mi salón.

—¿No me hablarás?—Sentí los pasos de Timothée detrás mío y podía oír su tono de indignación.—Háblame, yo se que quieres hablarme, soy agradable y guapo y gracioso, deberías hablarme.—Continúo diciendo.
—Tienes otras chicas para hablar, aunque dudo que hablen, usualmente lo tuyo es más de pasar saliva.—Seguí caminando.
—Ohhhh, ya veo. Alguien está celosa.—Canturreo divertido mientras me tomaba de la muñeca y me giraba hacia el.
—No estoy celosa, se le llama preocupación, como tú amiga es mi deber precaverte acerca del herpes de boca.
Rodó los ojos y sonrió.—Oh vamos, yo se que mueres por besar esta boca.
—Nop, ni en tus más dulces sueños.—Respondí cruzándome de brazos.
—Créeme que eso si sucede en mis más dulces sueños, y no es lo único qué pasa. —Dijo con una sonrisa arrogante mientras mordía levemente su labio. Por un momento me distraje con sus labios.
—Eres un idiota. —Le di un golpe en el brazo y seguí mi camino hacia mi salón.

—¡Crum, hoy tú y yo tendremos una cita, cariño!—Grito Timothée.

Ivy ; TCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora