q u i n c e

5.3K 428 165
                                    

—¡Sabina, te buscan! —Gritó mi mamá desde la planta de abajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Sabina, te buscan! —Gritó mi mamá desde la planta de abajo. Suspire y con flojera me levante de mi cama, arrastrando los pies con cansancio baje las escaleras y mis sentidos se alertaron cuando escuché esa risa. Timothée estaba en mi casa. Pase una mano por mi cabello tratando de peinarlo un poco y mordí mi mejilla interna, presentía que todo iba a ser muy incómodo, dado el hecho de que la última vez que nos vimos, huí después de su comentario al cual no supe responder más que balbuceos sin sentido.

Ahí estaban mamá y Timothée, parados en la entrada de mi casa riendo y charlando como si fueran grandes amigos. Diablos, lo detestaba por ser tan agradable con la gente; todo sería más fácil si a mi mamá no le agradara Timothée. Carraspeé levemente, ambos voltearon a verme y pude sentir mis mejillas calentarse un poco cuando capte esos ojos avellana mirarme con fijeza.

—Uhm, hola. —Dije con una timidez que ni yo sabía de donde había salido.
—Hola Crum, le contaba a tu mamá que abrieron cerca de aquí un arcade, así que tú y yo iremos. —Dijo sonriendo ampliamente. Alce la ceja.
—¿Y que sucede si no quiero ir?—Respondí en broma.
—No tienes opción, iremos.—Seguía sonriendo. Mire a mamá y ella solo alzó los hombros desinteresadamente.
—Me vendría bien un respiro de ti.—Dijo ella bromeando, se acercó a besar mi coronilla y también la de Timothée y se dirigió a la sala. Vaya, ahora también le da besos, claro.

Timothée estaba ahí con los hombros cruzados, despreocupado, luciendo increíblemente guapo con esa camisa blanca y pantalones oscuros.

—Bien, iré a ponerme zapatos, no robes nada.—Dije bromeando, mientras caminaba de regreso a las escaleras. Escuché su risa leve.
—No prometo no robar tu corazón.—Dijo el, con arrogancia. Lo odiaba. Me odiaba por ser débil a cosas tan tontas como esas.
—Debes seguir practicando tus frases para coquetear. —Respondí mientras miraba hacia atrás, donde se encontraba el. Mordió su labio levemente y sonrió, mientras negaba con la cabeza.
—Eres imposible.—Sonreí sin mostrar los dientes y seguí mi camino a mi habitación.

Cerré la puerta detrás de mi y dejé salir todo el aire acumulado, probablemente yo estaba sobre exagerando y nada más yo sentía esa tensión extraña, pero es que el tiene algo que me hace ser más tonta que de costumbre. Relájate Sabina, son solo amigos, no puedes arruinar esto. Me puse zapatos, retoqué un poco mi maquillaje y cepille mejor mi cabello.

Baje rápidamente las escaleras y pude ver a Timothée entretenido contemplando los marcos con fotos de mi madre y mías. Supongo que percibió mi presencia porque volteó hacia donde yo me encontraba, me dio una ojeada rápida y se detuvo en mi rostro, para después sonreír.

—Eras una ternura de pequeña.—Dijo mientras dejaba la foto que tenía en sus manos en el estante donde estaba.
—¿Era? ¿Entonces ya no soy?—Dije con falsa indignación. El se acercó un poco más.
—Creo que "tierna" no es el adjetivo con el que te describiría, ahora provocas muchas cosas más, pero no precisamente ternura.—Dijo el mirándome a los ojos. Sentí mis mejillas calentarse, desvíe mi mirada. Joder, bésame y ya, al diablo ser amigos.
—Espero que no sea asco, lo que provocó.—Dije en broma tratando de sonar relajada, tratando de disimular que me derretía en ese momento. Claramente soy la peor persona tomando halagos. Lo vi rodar los ojos y reír, me tomo de la mano.
—Vámonos antes de que sigas diciendo más cosas sin sentido.— Dijo el, a lo que yo reí.

Ivy ; TCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora