Conociéndose

3.3K 422 378
                                    

Nagito no asistió a las primeras horas después de la hora del almuerzo, eso preocupó mucho a Chisa. Dejando la clase sin supervisión alguna fue a buscar a su alumno, temiéndose lo peor; tras recorrer los pasillos y no encontrar rastro alguno de él caminó a las afueras del edificio. Después de unos minutos logró distinguir al chico sentado cerca de una fuente.

-¡Komaeda, por fin te encuentro!- dijo acercándose con una expresión aliviada -¿Por qué no entraste a clases?- le preguntó con amabilidad, no estaba en sus planes el asustarlo.

-...necesitaba pensar, eso es todo- respondió algo distraído intentando no mirar a la chica.

-¿Komaeda?- no era algo común que Nagito estuviera tan distraído, eso preocupó un poco a Chisa.

-...¿eh? ¿Q...qué ocurre?- preguntó volteando a verla con un poco de ansiedad.

-No, no es nada- respondió con una sonrisa -Regresemos al salón- dicho esto dio media vuelta y comenzó a caminar siendo seguida por el peliblanco.

Por pura suerte la pelinaranja no se había percatado de que el cabello de Nagito se encontraba húmedo, al igual que unas zonas de la parte superior de su uniforme. El peliblanco moría de ganas por volver a toparse con aquel chico, era la primera persona con la que se sentía capaz de hablar con sinceridad, contarle aspectos de su vida que nadie conocía, sentía que podía confiar en el por el simple hecho de que eran un poco similares. Al entrar en el salón Mikan se dio cuenta del estado del cabello de Nagito pero éste le pidió que no dijese nada con una leve seña, ella aceptó sin más. El resto de las clases siguieron como cualquier otro día y al finalizar todos se dirigieron a sus casas, todos menos Chiaki. 

Cuando el peliblanco llegó a su apartamento se cambió, cocinó algo y comió; realizó todos los deberes de la escuela y, al terminar, se recostó en su cama. Por alguna razón no se sentía como otros días, se sentía más...¿aliviado? ¿Vivo? Al tratar de pensar la razón lo único que vino a su mente fue...

-...Hajime Hinata, ¿no?- murmuró para si mismo mirando hacia el techo de la habitación.

Pasando con Chiaki, esta se encontraba en la plaza donde los chicos se habían conocido, parecía esperar a alguien mientras jugaba con su consola. Tras un par de minutos una voz hizo que separara la vista de la pantalla.

-Lamento haberte hecho esperar, Nanami- se disculpó la persona recién llegada.

-No te preocupes, no esperé mucho, Hinata- le respondió bajando la consola -¿Qué quieres jugar hoy?-

Estuvieron un tiempo jugando hasta que ambos comenzaron a sentirse un poco cansados.

-Creo que es mejor dejarlo aquí por hoy, Nanami- le dijo apagando su aparato.

-Supongo que tienes razón- concordó la chica e imitó su acción -Perdona por no estar a la hora del almuerzo- se disculpó con su típica voz cansada.

-No te preocupes, no pasé el rato sólo- dije con una leve sonrisa.

-¿Eh? ¿Estuviste con alguien?- le preguntó curiosa.

-Si, lo conocí en ese preciso momento- contestó volteando a verla.

-¿Quién es?- preguntó con mucha más curiosidad aún.

-Es un secreto- dijo con cierto tono gracioso, algo que casi siempre sólo hacía con ella.

-Eres malo- dijo Chiaki haciendo un leve puchero.

-Vamos, no te enojes- Hajime soltó una leve risa, cualquiera diría que ambos se veían adorables en esos momentos -Debo irme, nos vemos mañana a la misma hora- se despidió levantándose.

Única esperanza [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora