Plática

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El albino le contó al castaño sin demasiado detalle todo lo que le había sucedido en su tiempo dentro de aquel proyecto creado para controlar las masas. Pero, al recibir tanta información de golpe, Hajime no podía procesar todo lo que Nagito había dicho. ¿Secuestro?, ¿Conejillo de indias?, ¿Proyecto Desesperación?, ¿El gobierno estaba implicado? Si la respuesta a la última pregunta es correcta, ¿por qué liberaron a un "sujeto de pruebas" tan valioso para la investigación? Las dudas invadían la cabeza del castaño pero, por más que lo deseara, era consciente de que el albino no tendría las respuestas.

-Lamento no poder contestar tus dudas- se disculpó en voz baja mientras desviaba la mirada, tal parecía que había adivinado los pensamientos de su compañero.

El albino se encontraba con la mirada perdida, notablemente decaído. El contar todo aquello a la persona que más apreciaba era, de cierto modo, difícil; desde un inicio Nagito presentaba cierta dificultad para hablar y expresarse de manera abierta con las personas, tal parecía que esa ocasión no sería del todo diferente a como era antes.

-Yo soy quien debería disculparse, si tan sólo me hubiera resistido a transferirme de preparatoria...- antes de siquiera poder terminar su leve divagación, Nagito le cortó.

-Si te hubieras quedado todo habría terminado peor- habló con una mirada triste -No digo que hubieras sido inútil, sino que...simplemente no podía evitarse- finalizó bajando levemente la mirada.

-¿Y no intentaste escapar?- preguntó Hajime con cierta intriga -Estoy seguro de que tuviste aunque sea una oportunidad- agregó mientras esperaba una respuesta de su compañero.

Hubo un leve silencio que apenas duró un par de segundos, segundos que parecían eternos para el castaño pero que sirvieron para ordenar aunque sea un poco los pensamientos del albino. Cuando Nagito se sintió lo suficientemente bien como para hablar levantó su rostro, aún mostrando cierta tristeza en sus ojos.

-Antes de comenzar a tener los repentinos ataques de demencia, estaba en una habitación común y corriente de un hospital, no había nada fuera de lo normal si dejamos de lado los exámenes extraños a los que me sometían así que nunca pensé que terminaría de esta forma- el chico hizo una leve pausa donde desvió su mirada, ahora que lo pensaba con claridad había muchas cosas extrañas en todos esos sucesos -Tras unos cuantos meses de "terapia", como ellos llamaban a aquellos experimentos, tuve mi primer ataque de demencia, no tengo recuerdo alguno de lo que ocurrió durante ese tiempo; cuando volví en mi me encontraba en un cuarto blanco, un manicomio- prosiguió con su historia mientras se recostaba levemente en el sofá donde estaban sentados -Estuve confundido los primeros días pero, después el segundo ataque, no recuerdo mucho de lo que ocurrió-

Hubo otra pausa, más larga que las anteriores. Para Nagito, dar su perspectiva de los hechos era mucho más difícil que simplemente decir los sucesos que ocurrieron. Hajime no podía entender del todo el dolor que llevaba su compañero sobre sus hombros pero, lo mínimo que podía hacer era brindar un poco de apoyo. Con eso en mente, el castaño posicionó una de sus manos sobre el cabello del albino, cosa que lo hizo estremecerse un poco.

-¿Q...qué haces?- preguntó con leve sorpresa reflejada en su rostro.

-Si es difícil decir los detalles, no tienes por qué decirme- respondió con una leve sonrisa -Debí darme cuenta de ello antes, perdón por preguntar al respecto- volvió a hablar mientras acariciaba el cabello de su compañero.

Algo que Hajime había aprendido en su tiempo con Nagito, y que recordaba a la perfección, era que acariciar el cabello del albino lo tranquilizaba un poco en situaciones estresantes o difíciles; si aquel aspecto no había cambiado, como esperaba que fuese, el chico comenzaría a relajarse. Y tal parecía que estaba surtiendo efecto. 

Única esperanza [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora