Capítulo 3

313 16 0
                                    

Los días pasaron con normalidad, pero mi emoción no, esa no desaparecía, mañana empezarían las clases en mi nueva escuela, y mi trabajo en el restaurante del señor Héctor iba viento en popa, la gente me estaba conociendo, y les gustaba lo que hacía, me pagaban bien, lo que me permitía poder cubrir con mis gastos y aparte conservar otro tanto para mi diversión personal.

Era una noche estrellada y fría, estaba terminando de guardar las cosas que necesitaría en la mochila que acababa de comprarme, me acosté temprano y dormí las horas necesarias para tener energía durante todo el día.

Al despertar me di una larga ducha que terminó de tranquilizar la pequeña hiperventilación que estaba amenazando con darme a causa de la emoción.

Me vestí con un atuendo bastante simple, era una blusa blanca rayada horizontalmente, llevaba unos pantalones negros que acentuaban mis piernas, un saco corto corto rosa pálido y unos zapatos color negro que hacían juego.

Me vestí con un atuendo bastante simple, era una blusa blanca rayada horizontalmente, llevaba unos pantalones negros que acentuaban mis piernas, un saco corto corto rosa pálido y unos zapatos color negro que hacían juego

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desayuné con rapidez y lavé mis dientes, de verdad quería estar presentable en éste día tan especial.

Tomé mis cosas y salí de mi departamento, la escuela no estaba lejos, podía irme caminando sin problema alguno, al llegar al plantel sentí un vértigo enorme y mi estómago se contrajo.

Suspiré pesadamente sin apartar la vista.

—Muy bien...— dije —llegó la hora.

Entré por fin, mis ojos bailaron con rapidez por todo, no quería perderme un sólo detalle de lo que sería mi nueva escuela, el plan de llegar dos horas antes de mi primer clase era conocer todo, para no sentirme tan aturdida.

Me paseé por toda la escuela, visité absolutamente todo, la biblioteca era un monstruo enorme, repleta de interesantes libros de todo tipo, aunque más que nada tenían de temática artística.

Los salones eran amplios, con muchas bancas, tal vez más de las que se necesitaban realmente, el pizarrón blanco con sus plumones reposando en el escritorio de metal que se encontraba a la orilla del salón.

Los casilleros estaban en perfectas condiciones, además de que eran espaciosos.

Yo estaba fascinada con todo lo que veían mis ojos, hasta que llegué al lugar que más quería conocer.

El salón de música, estaba repleto de instrumentos de todo tipo, y en el centro del salón reposaba un precioso piano pintado con delicadeza de color negro.

Entré al salón sin quitarle la mirada al maravilloso instrumento, pasé con delicadeza los dedos sobre las teclas, apreté una y el embriagador sonido de la nota retumbó por todo el lugar.

Entré al salón sin quitarle la mirada al maravilloso instrumento, pasé con delicadeza los dedos sobre las teclas, apreté una y el embriagador sonido de la nota retumbó por todo el lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las Notas Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora