Capítulo 10

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La semana se había pasado volando, antes de que me diera cuenta ya estaba haciendo mis maletas para Playa del Carmen.

Todos los días sin falta alguna, Lucy y Mariana me habían visitado, deseándome buena suerte.

—Diviértete mucho Lizzy— me abrazó Lucy —Y por favor, no hagas ninguna tontería— me suplicó, entendí lo que quería decir... puse los ojos en blanco, sabía que se refería al profesor Phantom.

Les conté aquella ocasión lo que había pasado con él, cómo yo le había confesado lo que sentía, y cómo él me había rechazado, ellas me miraron con la boca abierta durante todo mi relato.

Su regaño no se hizo esperar tampoco, Mariana fue la que más exclamó teorías sin parar durante horas, parecía una verdadera agente del FBI, creando conclusiones y conclusiones, definitivamente ella y Anthony se llevarían bien.

Ambas me acompañaron al aeropuerto para despedirme cuando tomara el avión junto con todos mis compañeros de clase. Me parecía increíble que mejor mis amigas estuvieran en el aeropuerto conmigo que mi propia madre, de la cual no había sabido nada desde que me fuí.

Llegamos al aeropuerto al cabo de veinte minutos en taxi.

—Te acompañamos adentro— me comentó Lucy.

—Vale— respondí —Sirve que les presento a Anthony, y con un poco de suerte... puede que lleguen a conocerlo a él.

No había pensado en esa posibilidad, pero él debía estar ahí, tenía sentido que llegábamos a toparnos con él.

Me miraron con la emoción de unas niñas, caminamos por el interior del aeropuerto, enserio era grande, demasiado moderno, lleno de pantallas que señalaban las horas de salida y llegada de los aviones.

—¡Lizzy!

Escuché que me llamaban, era Anthony,e acerqué a él y las chicas me siguieron de cerca.

Lo saludé animadamente con un beso en la mejilla.

—Anthony, ellas son Mariana y Lucy, mis mejores amigas desde hace años. Chicas, él es Anthony, este chico se hizo mi amigo desde el primer día en la escuela.

Anthony le dedicó una sonrisa amplia y blanca a mis amigas, mientras les extendía la mano en forma de saludo.

—Encantado de conocerlas, Lizzy las menciona mucho.

Lucy fue la primera en aceptar la mano de Anthony, Mariana le siguió, ambas le miraban con una sonrisa.

La sonrisa de Anthony se ensanchó más, pero ya no miraba a mis amigas, lo miré confundida.

—Mira quien viene ahí.

Le hice caso y volteé...

Oh por todos los santos cielos...

El profesor Phantom venía hacia nosotros con una sonrisa, llevaba un pantalón de vestir entallado negro y una camisa azul con las mangas levantadas que le resaltaban la figura.

—Es él— dije con dificultad sin quitarle la vista de encima, aunque no podía verlas, sabía que Lucy y Mariana lo miraban con la boca abierta hasta el suelo.

Creo que no se lo imaginaban de esa forma.

—Ahora entiendo por qué te gustó.

El comentario de Mariana me hizo reír demasiado fuerte, tuve que calmarme para poder comportarme con decencia cuando el profesor llegara a mi.

—Hola Lizzy, ¿Cómo estás?— el profesor se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla, está inmediatamente comenzó a arder.

—Bien profesor, muchas gracias— le respondí conteniendo mi respiración. No sabía qué más decir, estaba empezando a entrar en pánico.

—Le presento a Lucy y a Mariana, mis mejores amigas, han estado conmigo desde hace mucho tiempo.

Las chicas se burlaban de mi a espaldas del profesor, enserio se estaban divirtiendo de verme así de nerviosa.

El profesor las miró a ellas y a mí de regreso.

—Se ve que son excelentes personas, las atraes como un imán.

Sus palabras me dejaron atontada por una fracción de segundo, las chicas abrieron los ojos sorprendidas, Anthony también pero se veía que tal vez se esperaba un comentario así, quizá por esa absurda idea que aún le rondaba por la cabeza.

El profesor volteó hacia ellas y las saludó, con una voz suave me indicó a mí y a Anthony que teníamos que abordar ya.

Le di un último abrazo a mis amigas, antes de alejarme escuché a Mariana susurrarme al oído.

—Recuerda, sin tonterías.

—Ya entendí— le respondí —no pasará nada.

Abordamos el avión. El profesor Phantom tenía que estar en el asiento de enfrente para poder estar al pendiente de todo el grupo, yo me senté junto a Anthony, mientras todos subían vimos a Amy a lo lejos y logramos ir los tres juntos, cosa que agradecía demasiado porque no me aburriria en el camino.

Las puertas del gigantesco transporte se cerraron y después de unos minutos dieron las indicaciones de seguridad.

Enseguida escuché -y sentí- como el motor se encendía y el avión comenzaba a moverse.

Entonces recordé que yo jamás me había subido a un avión antes...

Mis músculos se tensaron y mis dedos se aferraron al asiento, intenté no pensar en eso pero la sensación era demasiado aterradora, empeoró cuando el avión dejó de tocar el suelo y unas pequeñas pero notorias turbulencias se hicieron presentes.

En un punto sentí la mano de Anthony tomar la mía, me sonrió como diciendo "todo va a estar bien", y le creía a esa sonrisa, porque era la misma sonrisa que el profesor Phantom me había dedicado en la presentación de hace una semana en el auditorio de la escuela, la misma sonrisa que daban calma y paz, que hacían creer cada promesa que no se había hecho con palabras.

Y le creía a esa sonrisa.

Todo iba a salir bien, no sólo en el vuelo, sino en la presentación, y con lo que sea que viniera después.

Me puse mis audífonos y puse la música más relajante que tuviera en el móvil, la instrumental siempre me había parecido la mejor en ese sentido, la de piano tenía un mayor efecto en mí.

Las notas de "Spring Time" de Yiruma comenzaron a sonar en mis oídos, y al cabo de un momento, sentí mis parpados pesados y mi respiración tranquilizarse.

Cuando la canción acabó y cambió a la siguiente, "Kiss te rain", yo ya había caído dormida.

Las Notas Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora