Era sábado, había despertado temprano y quería hacer una visita sorpresa al departamento de mi fantasma. Desde el día de la fiesta había ido un par de veces y ya conocía el camino. Había pasado una semana desde nuestra presentación, Erick ya había entregado los trabajos y él mío decía en letras cursivas en la última hoja, junto al 10 “felicidades señorita Rowe, la mejor Christine que he conocido”, sonreí como tonta la primera vez que lo leí, cuando me lo entregó en clase.
Cuando me bajé del taxi vi una patrulla afuera del edificio, e inmediatamente mi atención fue a los dos policías que llevaban a Erick agarrado de los brazos, mis ojos viajaron a sus manos esposadas.
De repente se dió cuenta de mi presencia, y me miró sorprendido.
—¡Hey! ¿Qué están haciendo? ¿Por qué se lo llevan?— uno de los oficiales me detuvo en seco.
—Apartese señorita, no puede acercarse.
—Estoy bien Lizzy— interrumpió Erick, me miró con una triste sonrisa. Me negaba a dejar que se lo llevaran, pero no podía hacer nada que no afectara a Erick de alguna manera.
En mi desesperación comencé a llorar, suplicando porque no se lo llevaran, pero ni siquiera se inmutaron, subieron a Erick a la patrulla y se alejaron a toda velocidad.
Mi respiración era irregular, las lágrimas caían como torrentes por mis mejillas.
Le hice la parada a un taxi que iba pasando y le pedí que siguiera la patrulla, quería saber a dónde lo llevaban.
Al llegar al lugar pagué al taxista y me bajé, vi como lo llevaban y lo metían a un cuarto que supongo que era de interrogación.
Saqué mi teléfono y marqué con torpeza a mi madre.
—¿Hola?
—Mamá— intenté tranquilizar mi voz, pero fue inútil, un sollozo salió de mi boca.
—¿Hija? ¿Estás bien, qué ocurre?
—¿Conoces un buen abogado?— pregunté, dejándola todavía más confundida.
—¿Abogado? ¿Para qué necesitas un abogado?
—Arrestaron a Erick— dije sin rodeos.
—¿Quién es Erick?— cuestionó.
—¡El profesor Phantom, mamá!— exclamé desesperada.
—No conozco ningún abogado hija, pero ¿a dónde lo han llevado?
Le pasé la dirección por mensaje y dijo que llegaría en menos de una hora, mientras ella llegaba, exigí ver a mi novio.
Me lo permitieron después de rogarles mucho.
Él seguía esposado, apenas entré, lo abracé con todas mis fuerzas.
—Tranquila princesa— susurró en mi oído —sabíamos que esto podía pasar.
—¿Pero quién nos delató?— pregunté volviendo a sollozar.
—No lo sé— hizo una mueca —pero ya me permitieron llamar a mi abogado, viene en camino— tomó mis mejillas húmedas entre sus manos y me dedicó una mirada esperanzadora —hey, no importa lo que pase, yo te amo y nadie podrá cambiar eso, ¿de acuerdo?
Intentó acercarse a besarme pero unos policías entraron exigiéndole que no me tocara. Lo trataban como un maldito pervertido y me enfurecía que lo hicieran.
Mi madre llegó poco después.
—¡Hija! ¿Qué ha pasado? ¿De qué lo acusan?
—Mantener una relación amorosa con una menor de edad— dije con la cabeza agachada. Mi madre tardó en procesarlo, pero en ese momento lo entendió.
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Las Notas Del Corazón
RomanceAmor... el inconfundible, maravilloso, placentero y doloroso amor. Todos hemos amado alguna vez en la vida, y todos hemos tenido un amor prohibido. Yo sé que lo has sentido, sé que en algún momento has amado a alguien que ante los ojos de la socieda...