—¿Hace dos meses, dice? —pregunta Ashley.
Aún con su cara inexpresiva puedo ver que sospecha lo que temía. De la alegría que tenía hace un momento, no queda ni rastro.
—Así es —le responde inocente la doctora—. Quiere decir que Eleanor está a punto de comenzar el cuarto mes.
Ashley me mira con una ceja enarcada.
—Bueno, hermosas, me tengo que ir. ¡Que sigan teniendo un lindo día!
Cuando Janette se va, Ashley me toma del brazo bruscamente para obligarme a verla a la cara.
—¿Qué haces? Me lastimas...
—¿Por qué nos mentiste a todos? Será mejor que me digas la verdad, Eleanor. Por que si no te arrepentirás.
Me libero de su agarre y me alejo un poco de ella por miedo a que pueda hacerme algo luego de escuchar lo que voy a decir.
—Nunca quise hacerlo, Ash —lloro—. La situación me obligó.
—Hace cuatro meses Freddie y tú no estaban juntos —continua diciendo Ashley—. Dime que no es lo que estoy pensando. ¡Dime que ese niño que esperas sí es de mi hermano!
Bajo la mirada y niego, llorando más fuerte. No puedo seguir mintiendo.
—Cuando me dijiste del beso de Fred con Mary me deprimí, Ash...
—¿Eso qué diablos tiene que ver con esto? ¡Vé al grano, maldición!
—Una noche yo... salí y bebí demasiado —sigo diciendo, con el mentón temblando—. Yo... yo... tuve relaciones con alguien. Pero--
Dejo de hablar abruptamente al sentir el golpe de Ashley en mi mejilla; un golpe con el puño cerrado.
—¡Te he sido fiel como un puto perro, ¿y tú me pagas jodiendo a mi hermano?! —me grita.
—¡Espera Ashley, por favor!— imploro tomándola de la mano— ¡No le digas a nadie, por favor! ¡Si lo haces mi madre no me dejará quedarme con el bebé! ¡Me obligará a abortar!
A estas alturas, mi bebé es lo único que me importa.
—¡Eres una maldita cínica! ¡¿Crees que traicionaré a mi propio hermano?! ¡¿Por un pedazo de puta como tú?!
Saca del maletero todas las bolsas con las cosas que compré y las avienta al pavimento.
—Esta me la pagas, Taylor —amenaza apuntándome con el dedo—. Si fuera tú, empezaría a dormir con un ojo abierto.
Eso es lo último que dice antes de subir al auto y arrancar rápidamente, haciendo rechinar los neumáticos, y dejándome botada.
Al verla desaparecer por completo al final de la carretera, sin molestarme en recoger nada, salgo de prisa en busca de un taxi.
Si me queda algo de consciencia, debo ser yo quien le cuente toda la verdad a Fred, antes de que su hermana lo haga.
El taxi se detiene en frente de su casa y me bajo. Toco la puerta con desespero; segundos después Fred la abre.
Se nota agitado, y tiene el teléfono sujeto en la mano. Se alivia notablemente en cuanto me ve. Lo más probable es que haya estado buscándome como loco.
—¡Eleanor! —me mira detenidamente —¿Estabas llorando? ¡¿Le pasó algo al bebé? —pregunta preocupado.
—No, Fred —digo mientras entro. Él cierra la puerta y me sigue hasta la sala—. He venido a... decirte algo.
—Si es sobre las flores de la boda puedes elegir las que a ti--
—No se trata de la boda —cierro los ojos—. Se trata de mis mentiras...
—¿Qué?
Abro los ojos para encararlo. Si fui capaz de meterme en esto, debo serlo también para afrontar la situación.
—Te he mentido todo este tiempo —suelto.
Los ojos de Fred se abren como platos y un brillo de emoción los invade. Mi corazón duele al verlo.
Por mi culpa era infeliz.
—¿No estás embarazada, verdad? Lo sabía...
—¡Lo estoy, Fred! —su cara se transforma con una expresión de decepción— Pero el bebé no es tuyo. Tú y yo ni siquiera hemos estado juntos —confieso—. Yo arreglé todo para que pensaras que sí.
Él se queda un rato mirando al suelo pensando, después de escuchar.
—Pero Elle —comienza a decirme—, tú no eras una mala chica... ¿por qué hiciste todo esto?
Río con amargura, con la garganta ardiendo por las ganas contenidas de llorar.
—¿Acaso me creerías si digo que no tuve más opción? —le pregunto— Sé que no hay excusa válida para lo que hice. Yo... solo espero que algún día me puedas perdonar.
Voy camino a la salida, preparada para irme. Siento a Fred venir atrás de mí. Ya con una mano en el pomo para abrir la puerta, recuerdo algo muy importante y me giro.
—Ah... lo del hermano de Mary fue una mentira que Ashley creo para —simulo comillas— ayudarme. Es también mi responsabilidad, así que pídele disculpas de mi parte la próxima vez que la veas.
Salgo y camino hasta mi casa, que queda a solo unas cuantas manzanas. Caminando, lo único que hago es pensar en cómo reaccionará mi madre con todo esto.
Cruzando la calle para llegar, escucho tocar una bocina. Giro mi rostro hacía donde proviene el sonido, y es a Ashley a quien veo tras el volante a través del parabrisas.
Luce muy enojada, como si quisiera matarme.
Como si quisiera pasarme el auto por encima.
Y eso es lo que hace.
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La Mala del Cuento [Editada]
Teen FictionLa vida de Eleanor es perfecta. Es popular en la escuela, sus padres tienen dinero, y está en una relación envidiable con un chico que parece sacado de un catálogo. Pero eso último se verá en peligro con la llegada de una misteriosa chica a su coleg...