En la cabeza

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- ¡Usagi - san! ¡Por favor deja de poner cosas innecesarias en el carro! – eso era lo único que no paraba de repetir el joven Misaki Takahashi al ver todos los productos que su 'casero' ponía dentro del carrito de las compras.

- No te preocupes por el... – antes de que terminara su frase, fue interrumpido por el menor.

- ¡Guarda un poco de dinero para la vejez! - y bueno, alrededor de eso giraba la pequeña discusión que llevaba la pareja mientras hacían las compras en un supermercado cercano al departamento. Por lo regular Misaki estaba acostumbrado a comprar los víveres por sí solo, cuando volvía de su trabajo o simplemente cuando no tenía nada que hacer en el departamento iba a por la despensa. Pero esa mañana de un sábado cualquiera, el peliplata había insistido demasiado en acompañarlo, y aun a pesar de todas las negativas de Misaki, terminó yendo con él. - ¿Usagi - san para que puedes necesitar todo esto? - cuestionó tomando una que otra cosa del carro y al ver otras de las cosas que ponía.

- Son cosas completamente necesarias - contestó con una cara de que le importaban poco los reclamos del otro.

- ¿¡Para qué necesitas un paquete de 50 baterías de repuesto para reloj!? -

- Para emergencias. -

- ¿¡Y este rollo de 15 metros de listón de San Valentín!? -

- Para el moño de Suzuki -

- ¡Estamos a pleno noviembre! -

- Para el año que viene -

- ¡Faltan 4 meses! - se estaba cansando de esa pelea sin sentido, era imposible tratar de ganarle a ese hombre...- En vez de comprar cosas que NO necesitamos, ve a buscar el papel de baño. Yo iré por algunas cosas para preparar la cena.

- De acuerdo - y de muy mala gana el escritor se separó de su pequeño para ir por lo recién pedido.

- Necesito algunas verduras para el estofado pero primero iré por algo de pimienta... - susurró para sí mismo mientras caminaba por los pasillos, buscando por los estantes el lugar donde se encontraban los condimentos.

Después de caminar y escanear los estantes de la tienda por un tiempo – no estaba acostumbrado a comprar en ese supermercado - encontró lo que necesitaba, pero para su mala suerte y su baja estatura, estos se encontraban en la parte más alta del anaquel. Se estiro un poco con la mano alzada esperando poder tomar el frasco, pero no. Otro intento, fracasó de nuevo. Se puso de puntitas y se estiró todo lo que su cuerpo pudo, inútil otra vez... A ese paso, nunca lograría alcanzarlo. Y no había nadie alrededor al que le pudiera pedir ayuda.

Sin embargo, antes de intentarlo de nueva cuenta, sintió una gran mano sujetarle por la cintura, al mismo tiempo que el dueño de la misma levantaba el brazo para alcanzar el frasco, tomándolo sin problema para entregárselo.

- Deberías crecer más, Misaki.- la voz del mayor susurro cerca de su oído.

- ¡Como si fuera mi culpa! Y ¿Podrías soltarme? - comentó con un deje de fastidio y un rubor en sus mejillas.

- No - y antes de que el castaño pudiera decir algo, depositó un suave beso en su cabeza, para después separarse de él - ¿Tienes todo? Vamos a las cajas

Y el menor, rojo hasta las orejas y sin poder decir absolutamente nada por la vergüenza; siguió, muy a su pesar, al ojivioleta...

"Cuando alguien te da un beso en la cabeza significa que lo eres todo para él. No hay duda de que eres lo más importante en su vida."

¿En dónde estás besando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora