(A tres capítulos del final del volumen)
La noche estaba a punto de caer.
Kein suspiro mientras recorría el abandonado camino que ascendía entre la maleza hacia la colina de los muertos, ubica a pocos kilómetros de la mansión Kaleisis. Ahí es donde había acordado reunirse con Veli pocas horas antes, en una carta que le envió por medio extraño pájaro que le presto Marie, donde le explicaba la situación con la que se había topado.
El reencuentro propiamente dicho entre él y su familia tendría que esperar hasta la hora de la cena, pues Marie le había insistido a su histérica hermana mayor, Zieb, y a sus padres, que el grupo necesitaba un pequeño descanso y convenció a su propio padre, un hombre de aspecto cansado, pero que aún se mantenía en forma, de dejarlos quedarse en algunas de las habitaciones disponibles de la casa de huéspedes.
Zieb, Sarah, Dayn, Neia y Clara eran invitados del hermano de la joven, el heredero del ducado, por lo que se les trataba como invitados en la casa principal. En cualquier otra circunstancia, Kein se sentiría frustrado de no poder ver a su familia de inmediato, pero ahora estaba agradecido. Necesitaba un plan para robar las llaves e irse sin afectarlos. Algo difícil, considerando que en realidad no quería separarse de ellos nuevamente.
Debido a que se encontraba perdió en sus pensamientos, el joven no se dio cuenta de que lo esperaban más personas de las que pensaba en la cima de la colina hasta que casi estaba junto a ellas.
Eran dos, a la primera la reconocería donde fuera, incluso si sus ojos amarillos no brillaran en el crepúsculo. Pero la identidad de la otra le era desconocida, dado que llevaba una capucha puesta. Sin embargo, su porte le resultaba vagamente familiar.
—Marie, Nierya, Ci y Zalia están en un baño privado en este momento, después nos reuniremos en el patio. Leyi está entrenando —informo Kein a Veli, deteniéndose frente a ella. A pesar de que sentía una ligera desconfiada por la otra persona, decidió hablar, ya que si estaba junto a la demonio, significa que era un posible aliado—. Podemos hablar ahora, después de todo nadie se dará cuenta de mi ausencia. Y Marie me dijo que nadie vendría por aquí, al parecer le tienen miedo a este lugar.
Según la chica, la mayoría de los habitantes de la ciudad estaban aterrorizados por los llantos que provenían de esa colina, ya que se decía que eran ocasionados los muertos de una antigua guerra, cuyos restos yacían enterrados ahí.
—Las supersticiones de los ignorantes ayudan de vez en cuando —susurro la figura encapuchada con desdén. Solo le bastaron escuchar esas palabras para que el joven se diera cuenta que bajo la capucha se ocultaba Delien.
—Tienes razón —lo apoyo Veli—. Y eso que ahora mismo hay otros motivos y más reales, para que se aterroricen.
—¿Qué haces aquí, Delien? —le pregunto Kein, sin hacer caso de sus comentarios anteriores. Estaba realmente interesado, porque pensó que no lo veria en mucho tiempo—. Veli me dijo que estabas consiguiendo otra de las llaves.
—Y ya la tengo —le respondió el hombre, sin moverse de su posición, recargado contra el árbol y con los brazos cruzados—. Y según tengo entendido, ustedes también encontraron una, pero no han podido conseguirla. Veli me lo conto todo.
—Bueno, en realidad puede que hayamos encontrado dos, pero no es seguro —le respondió el joven, encogiéndose de hombros.
No sabía si era por la forma de ser del señor de la tormenta o porque lo había ayudado antes, pero cuando estaba cerca de él se sentía relajado, algo que no le pasaba a menudo últimamente.
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Theria Volumen 0. 0: El niño de cabello violeta.
AventuraUna noche tormentosa, una pareja de jóvenes caballeros encontró un niño pequeño en un camino cercano a la aldea a la que fueron asignados, viéndolo indefenso, decidieron adoptarlo. Pero. ¿quien es este niño de cabello violeta? ¿Porque estaba solo en...